Tengo una notable adicción a los puros
habanos, de hecho, cuando comencé a fumar a los catorce años, lo
hice con un puro habano de la marca Partagás.
Mi padre siempre recibía regalos de
puros habanos para pagarle favores de pequeñas trapisondas en la
administración pública.
Mi padre, pilló una úlcera de
estómago y dejó en el olvido una maleta llena de puros habanos que
guardaba debajo de la cama.
Mis primeras experiencias con los puros
fueron bastante desagradables, me mareaba, pero poco a poco me
acostumbré a esos deliciosos puros, mi padre, ni se imaginaba que me
los fumaba.
Me encanta el olor y el sabor de los
puros habanos...
Siempre me dejo crecer las uñas del
dedo corazón y el pulgar para cortar la embocadura, es una manía,
nunca he utilizado un cortapuros.
Cortar el puro y dejar resbalar la
embocadura por mis labios haciéndolo rotar en mis labios me produce
placer, casi mas que fumarlo.
Hacía viento y me metí en un portal
para encenderlo, es importante encenderlo bien desde el principio,
una buena brasa inicial es importante
¡Klic, clak ! Hacía viento, me metí
en un portal para encender mi mechero CIPO, su sonido es música para
mi.
El puro era de la mejor calidad, un
Cohiba de los llamados espléndidos no tan grandes como los Lusitania
ni tan aparatoso como los Churchill,
Un regalo de mi amiga Mecha, una cubana
afincada en España con problemas de papeles.
Mecha, había venido a este país en
busca del paraíso capitalista pero estaba en el infierno del limbo
legal.
Hice unas llamadas y le resolví la
papeleta; me dedico a los negocios y siempre hay hilos donde tirar.
Mecha me preparó una cena romántica
sobre las rocas de una cala solitaria, con cava y velitas de esas que
no se apagan. Nos bañamos desnudos y se acercó mucho, las chicas
siempre tienen algo con que pagar los favores.
Yo noté sus intenciones – había
bebido demasiado cava barato- y entre risas le recité al oído el
poema de la casada infiel de García Lorca que termina así...
...Y no quise enamorarme por qué
teniendo marido, me dijo que era mozuela
cuando me la llevé al río...
Estábamos muy borrachos y nos partimos
el culo de risa...
Sé que en Cuba tiene marido y dos
preciosas niñas.
_ No es necesario, Mecha, además la
luna nos está mirando y puede castigarnos...
A veces me gusta permitirme esos lujos
sentimentales.
Paseaba mezclado entre los turistas por
la calle principal del pueblo balanceando mi mano armada con el
habano que lucía una hermosa brasa.
De mi mano hasta el suelo hay una
distancia aproximada de 68 centímetros, la misma medida de la
preciosa niña rubita de ojos azules que andaba varios pasos detrás
de mi.
No me dí cuenta, apenas noté un
pequeño golpe cuando la brasa se metió en el ojo de la niña,
continué el paseo totalmente ajeno al remolino de gente que se había
formado en torno a la niña que gritaba con las manos en los ojos.
Cuando sus padres se dieron cuenta del
horror yo ya había salido del paseo en busca de mi coche.
Nunca mas volví a ese pueblo, y no
suelo leer la sección de sucesos de los periódicos locales.
Los años pasan rápido y mis negocios
de joven eran un tanto arriesgados.
Reuní toda la pasta y liquidé todos
los negocios que podían darme problemas, monté un precioso bar de
alterne en un pueblo mediano del interior con montañas nevadas y
todo eso.
Habían pasado trece años, ya había
echado raíces en el pueblo.
Mi bar, -el pato azul- era discreto y
con clase, por la tarde cócteles y Jazz; cada semana traía un grupo
que tocaba en directo.
Las chicas son buenas y no permito que
hayan malos rollos de drogas. Me dan un porcentaje cada vez que se
llevan a un “pollito” a las habitaciones de arriba y todo va como
la seda, son muy limpias y profesionales.
Tengo dos camareros altos y fuertes, de
esos de confianza, de esos que primero hablan y pacifican antes de
dar un puñetazo; siempre les doy una paga extra si sacan a algún
borracho pesado.
En otoño, después de la vendimia, los
propietarios de las bodegas y de las viñas hacen una comilona de
hombres y acaban la fiesta en mi bar.
En esas fechas, los clientes siempre me
dan la lata pidiendo chicas nuevas. Cada año suelen venir
“golondrinas” de paso, casi nunca
se quedan, no resisten el invierno de este pueblo.
Solo se quedan las de siempre, algunas
tienen hijos y maridos consentidores que hacen como que no se enteran
que su mujer trabaja de puta.
Yo no hago nada especial, todo fluye,
todo va con cierta naturalidad.
Antes de admitir chicas procuro
seleccionar a las nuevas haciendo un pequeño “kasting”, vaya una
pequeña entrevista.
Mirarles que no tengan marcas de
pinchazos de heroína o moratones de palizas de chulos
No soporto a los chulos... Ellas son
libres de hacer lo que quieran sin que nadie las explote o las fuerce
.
Estaba escuchando un disco de Charlie
Parker mientras saboreaba un poco de Jak Daniels con hielo acompañado
de un habano Partagás robusto, de esos del número cuatro con vitola
azul, cuando uno de los camareros me avisó que una chica quería
hablar conmigo.
La hice pasar a mi despacho y pregunté.
Antes de que dijera nada dijo: Quisiera
trabajar aquí una temporada ¿puede ser?...
_ ¿De camarera?
Es que no tenía aspecto de puta,
vestía normal...
_ De lo “otro” , dijo esbozando una
sonrisa de complicidad
Era preciosa, de esas chicas que
parecen sacadas de una revista de moda
_ ¿Tengo que quitarme la ropa para que
me vea? - dijo muy puesta ella...
_ No, ya veo que es usted preciosa...
Le hice las preguntas de rigor sobre
chulos y drogas y ella contestó no, no no...
Las chicas la pondrán al día sobre
las normas y costumbres de la casa, esto es un pueblo y hay que ser
discretos...
_ Hay hotel en este pueblo? -preguntó
sabiéndose aceptada-
_Hay varios, pero si quiere yo tengo
una habitación vacía en el piso de arriba, no le cobraré caro si
se porta bien; es mi zona privada, a
veces vienen amigos a verme y duermen ahí. Nada de compañías
masculinas en esa habitación...
_ Me la quedo, me portaré bien y no
ronco – sonrió-
La miré al salir, lucía un contoneo
que hacía soñar con el cielo con patatas fritas...
Calculé a ojo que tendría unos veinte
años o algo mas, tengo que pedirle el DNI -pensé- no sea que esté
metiendo una menor en el negocio...
Por la noche suelo pasar cuentas; tengo
algunas máquinas tragaperras medio legales distribuidas en bares de
carretera al 40% con los dueños, el negocio va bien, no me gustan
los tipos que se enganchan a la máquina y cuando les sale el premio
lo vuelven a echar. Los ludópatas siempre dan problemas. Tenemos un
interruptor que para la maquina por avería cuando alguien se
engancha se para y se les da una cantidad equivalente negociada a la
baja, asi no denuncian y se acabó el problema.
El cliente ideal es el de paso, echa
unas monedas del cambio y se va.
La chica nueva, llamó a mi cuarto –
despacho para pedirme la llave, arrastraba una maleta mediana
Pensé que si iba tan ligera de
equipaje no estaría mucho tiempo en la casa.
Antes de entrar me dijo: Si te aburres
silba, te haré un precio especial...
_ No metas la polla donde comes la olla
– le dije en plan tipo duro- además yo no follo, hago el amor y
eso tiene que ser gratis...
_ ¡Oh! -dijo ella- eso es
maravilloso...
Y se metió en la habitación con una
risita...
_Dormirás bien, aquí en el campo hay
silencio...
_ Huele a meados de cerdo, cerraré las
ventanas …
_Ya se sabe, las granjas y el viento –
me excusé-
Cerré la puerta, en el aire del
rellano se instaló un aroma a deseo que yo quise negar murmurando
entre dientes … Solo es una puta, solo una profesional.
Me emplee a fondo con las cuentas de
las máquinas, pensé que el 10% de las ganancias se las llevaría el
inspector de juegos de azar y me pareció justo. Corromper a un
inspector es andar por la cuerda floja pero yo soy un ábil
funambulista de los equilibrios precarios...
Algo se movía temblorosamente en mi
estómago pensando en la chica de la habitación de al lado.
Solo tenía que silbar...
Encendí un Romeo y Julieta panatelas,
por la noche no son buenos los puros demasiado grandes, un poco de
ron, otro poco... Media botella...
El alcohol te come el terreno con la
falsa promesa de la calma, del sosiego.
Casi estaba dormido cuando creí
escuchar unos sollozos en la habitación de al lado.
Intenté imaginar como habría sido la
vida de esa chica, hasta llegar a ese oficio, pero el ron ya había
hecho su efecto narcótico vapuleando mis ganas de consuelo.
Solo tenía que llamar...
Las demás chicas del local, enseguida
“adoptaron” a la chica nueva, su juventud les suscitaba
sentimientos maternales. La pusieron al día y le contaron sus vidas.
Pronto se llenaría el local de
clientes en busca de sexo y diversión.
Me pregunté cuanto tiempo llevaría en
el oficio la chica nueva, se la veía muy desenvuelta.
Sentí alivio cuando las chicas me
dijeron que la nueva estaría cuatro días sin “trabajar”
Cosas de chicas, me dijeron guiñando
un ojo...
Estaba preciosa con el vestido elástico
rosa vestida de puta; las compañeras le contaban las manías y las
maneras de los clientes habituales entre risas y cuchicheos.
Me gustaba mirarla con los zapatos
blancos y las gafas negrísimas redondas parecidas a las que usan los
alpinistas.
En el bar, cuando una chica tiene la
regla, las chicas se cuelgan un diablillo rojo, un muñeco de peluche
con cara de malo muy gracioso, es un aviso de que solo se permite
conversación y poco mas. Fue un invento de la Patro, la mas
veterana; también se usa para alejar a los clientes indeseables.
También suelen decir: _ Hoy no hay
tema, tengo la matanza de Texas entre las piernas...
En los pueblos enseguida corren las
noticias, y la chica de las gafas negras era la notícia...
La imaginé debajo de alguno de esos
patanes gordos, viejos brutales de manos callosas pidiéndole
mamadas, o sexo anal...
Sentí celos, nunca había sentido nada
igual, supe que no sería capaz verla subir las escaleras de las
habitaciones cogida de la cintura por uno de esos tipos...
_ Ya que no estás “operativa”
podríamos salir a cenar – le dije con la mejor de mis sonrisas...
_ ¿Me estás seduciendo? - Dijo
sorprendida-
Me puse serio y la miré a la cara
intentando encontrar su mirada detrás de las gafas
_ Se me ha olvidado como se seduce a
una mujer, las putas son tan fáciles... - Le dije sincero-
_¿Se come bien por aquí? - dijo
desviando la conversación-
_ Si, tengo un amigo que tiene un
restaurante que se come de cine
_Voy a ponerme un abrigo, hace frío...
Media hora de coche y llegamos al pato
azul, un sitio con lago y garzas.
Atardecía, el sol ya se estaba
despidiendo con una paleta de colores grises, azules y rojos
Paseamos un rato antes de entrar en el
restaurante, unos conejos se cruzaron en el camino dándonos un buen
susto. Nos acercamos a los cañaverales para ver las garzas blancas
que destacaban en el agua, el silencio se impuso por encima de todos
los demás ruidos.
Yo me ocupé de parar el tiempo para
que soñara un poco.
Las golondrinas todavía no se habían
ido y revoloteaban a centenares cazando mosquitos, parecía que
jugaban a perseguirse.
El agua del estanque brillaba, había
luna nueva.
_Es un sitio precioso, parece una
escena de película – dijo ella -
_Es solo un estanque, pero parece un
lago...
Entramos en el restaurante vacío y mi
amigo cocinero nos instaló en una mesa con vistas al estanque
¿Caracoles? - dijo el cocinero que
hacia las veces de camarero-
- Claro, a la llauna, con esa salsa que haces tan buena... Y trae una botella de esas que presumes tanto.
No me gusta agobiar con preguntas, solo
pregunto si intuyo que quieren que se las haga
_ Me estoy enamorando de ti... - le
dije muy serio-
_ Estoy muy acostumbrada a que los
hombres se enamoren de mi, cuando descubren mi profesión a
unos les da alegría, a otros, pena
y asco, tu ya lo sabes, si eres una puta es todo mas fácil...
_ Los que se enamoran de mi sin saber
que soy una puta salen corriendo cuando me quito las gafas.
_ ¿Eres una Górgona que convierte a
los hombres en estatuas de piedra con la mirada? -dije riendo-
Se quitó las gafas de alpinista...
_ Nadie soporta esa mirada...
Era difícil mirar su ojo hundido con
el contorno negro como una mancha de tinta...
Hizo ademán de volver a ponerse las
gafas negras
_ No te las pongas, yo si puedo
sostenerte la mirada …
_ Me quemaron el ojo por accidente
cuando tenía seis años, además tuve una infección grave, fue
imposible ponerme una prótesis,
casi me muero.
Bebimos el delicioso vino de la botella
de presumir, nos mirábamos a hurtadillas hablar...
Nos hicimos amigos del silencio que lo
envolvía todo, solo de cuando en cuando el sonido de las cáscaras
vacías de los caracoles.
No quiero que trabajes de “eso” no
lo podría soportar... Podría contratarte de secretaria y casarme
contigo...
Ella me besó tiernamente de camino al
coche, no se había puesto las gafas...
Antes de entrar en su habitación, la
chica le puso el diablillo rojo en la mano y e regaló la sonrisa mas
bonita del mundo.
Cuando amanecía, me levanté a mirar
la calle, su coche no estaba en el aparcamiento, se había ido.
No salí a buscarla, las personas son
libres de irse o quedarse.
A las doce del mediodía el comandante
de la guardia civil me llamó para que acudiera al cuartel.
La encontraron muerta en el lago de las
garzas las golondrinas y los conejos...
_ Decúbito supino, dijo el comandante
de puesto, mirando al cielo, ahogada... Pobre chica...
_ Todo indica suicídio, ni una marca
de agresiones, sexuales, ni violación, era virgen...
Me puso un vaso de coñac y me miró
cómplice, es cliente habitual con descuento en mi bar...
_ Toma, es un puro de los buenos, de
esos que tanto te gustan, le perdoné una multa al estanquero...
_He dejado de fumar... - le dije-
_Voy a ver si localizo a la familia...
¿Tu sabes de donde venía?
_ No -dije yo- ya sabes, vienen, están
un tiempo y se van, nunca pregunto por esas cosas...
Me alejé del cuartel por las calles
vacías, intentando no pensar, hacía frío y alcé el cuello de mi
anorak.
F I N