viernes, 23 de octubre de 2015

ROSE MARY Y EL HOLANDES ERRANTE




 Ya ha llegado el verano – dicen los chicos del bar de la calle estrecha que da al mar-

Jan Van Noseké... el holandés de la bicicleta había llegado saludando a todo el mundo, chocando las manos con las palmas como hacen los chicos de ahora.



¡Hola,hola,hola! Los holas de de Jan Van Noseké no suenan a holas normales, son un batiburrillo

de inglés, holandés con aportaciones de catalán... Cuando está borracho es peor, es como un gruñido



Cuentan que es hijo de gente de pasta, vaya, de ricos de toda la vida...

También dicen que los inviernos los pasa en Holanda, en un manicomio de pago, se ve que en verano le dejan salir , es inofensivo.

Nadie sabe donde duerme ni donde come, se limita a llegar, se sienta en un escalón cerca del bar de la calle estrecha que da al mar y fuma interminables cigarrillos de marihuana. De vez en cuando entra en el bar pide una cerveza y entra en el váter.

Casi nunca se acaba la cerveza, también cojea un poco...O tal vez sea el tambaleo de sus adicciones



Se baña vestido en el mar para lavarse la ropa, toma el sol siempre al lado de la barca de Joan “voypallá” … Duerme de día tumbado al sol, nunca se quema la piel. Tiene el pelo ondulado y jamás peinado, su cara es blanca y pecosa, es increiblemente rubio, casi dorado …

Lo tiene tan rubio de tanto beber cerveza -dice el camello que esconde la coca en el macetero de enfrente del bar-

Los camellos de la calle estrecha del pueblo con mar y castillo son los mas tontos del mundo, dan tanto el cante, demuestran tanto que lo son que a veces producen ternura...

El bar de la calle estrecha es todo un escenario de cosas raras en verano. En invierno es un sitio normal



Rose Mary siempre toma el vermout de la casa a partir de las doce del mediodía, casi siempre permanece en el bar hasta las cinco de la tarde tomando pingüinos -asi se les llama a los vermouts caseros del bar de sa gavina coixa , casi siempre se le olvida ir a comer

Si pilla a alguien que la escuche prefiere hablar a comer... Nueve vermouts hacen efecto en su cuerpo de 78 años.

Rose Mary es alta, muy alta casi un metro noventa de joven trabajó en el cine.

Cuando Rose Mary pilla a alguien que la escuche este está perdido, siempre cuenta y cuenta cosas de cuando era joven bella y actriz – mucha gente pone en duda lo de actriz -



Habla y habla sin parar, cuando el vaso de pingüino vermout se vacía da un golpecito en la barra con el vaso y Policarpo Núñez – un camarero colombiano de ojos caídos le rellena el vaso- si el hielo se ha derretido le pone un vaso con varios cubitos.



Los que la conocen no suelen acercarse mucho para no caer en sus redes verbales, la saludan desde lejos...





Cuando se cansa de beber y de esperar a alguien que le de conversación, vuelve a su casa tambaleándose pero muy dignamente estirada.



Rose Mary vino hace cincuenta años al pueblo de playa y castillo, algunos viejos dicen que era la script de una famosa película que se rodó en el pueblo en aquellos años...

Otros cuentan que vino de vacaciones y se quedó fascinada por el azul del pueblo se enamoró de un carpintero de barcos, se casó y se quedó aquí varada. El carpintero era muy alto, como ella , en el pueblo no habían chicas altas y se casó con Rose Mary.

No se sabe si fue el amor del carpintero de barcas o por la belleza del pueblo -este pueblo es jodidamente precioso -

Ya hacía años que se había quedado viuda, vivía razonablemente bien en la gran casa que le había dejado su marido. Tenían el taller de carpintería en los bajos de la casa.

El taller todavía está igual como lo dejó su difunto marido, cuando este se murió Rose Mary se limitó a cerrar la puerta con llave.

También ocurría que se moría de pena y aburrimiento en la soledad de la gran casa, ya hacía tiempo que no tenía ganas de nada.

Solo ocupaba una habitación de la casa y la cocina con televisión

Todo le aburría, solo los pingüinos del bar La Gaviota Coja lograban sacarla de ese aburrimiento melancólico...

A partir de quinto pingüino solía decir: Mi vida es como si estuviera en una parada de bus esperando el autobús de la muerte.



Yo mientras pinto cuadros con mucha pintura azul – que otro color podría emplear en este sitio- bueno, a veces tonos naranja y amarillos, pero solo en los amaneceres, en los atardeceres violetas y la gama de grises calientes con reflejos blanco marfil .

A veces veo a Jan Van Noseké con ese pelo rubio, casi dorado, se pasa las horas sentado en el escalón frente al bar junto a su bicicleta con maleteros llenos de cosas; Solo mira a la pared de enfrente, no hace nada mas, apenas habla con la gente, algunos hacen bromas con el y se burlan, el aguanta pero a veces se enfurece y gruñe.

Yo es que tengo el síndrome del aburrimiento, siempre me doy cuenta de las cosas y por eso me aburro tanto – pensamiento analítico constante que le llama uno de esos amigos enterados -

Pues eso, que yo pinto cuadros de esos raros, con mucho azul de mar con trazos gruesos y hay idiotas que me los compran. Las marinas se venden muy bien y son muy fáciles de hacer...Ya ves...

Solo mar y cielo con colorines y a veces el sol que sale o que se pone.

Si vendo veinte cuadros al año todo va bien, los compran los dueños de los restaurantes de pescado y algún turista entendido en cosas fauvistas o dadá …



La noche de la gran lluvia y el levante Rose Mary había salido, casi nunca solía salir por la noche pero se había muerto su amiga la Rubí, una amiga de toda la vida, y no había ido nadie al velatorio

ya se sabe, si te mueres muy vieja y no has tenido hijos apenas le importa a nadie.

Rose Mery había permanecido sola en el tanatorio, sentada, mirando a su amiga dentro del ataud.

La Rubí estaba muy bien maquillada y con dos taponcitos de algodón en la nariz.

Rose Mary estuvo mucho rato pensando en como sería morirse.



Cuando el mar y el cielo se ponen de acuerdo para hacer daño las noches del pueblo con mar y castillo se ponen horribles.
El mar rebasa la playa y se junta con la riera que baja llena de troncos y ramas de la montaña, entonces la marea no la deja desaguar y se va acumulando haciendo del pueblo un embalse. A la riera le da igual el muro de contención y al mar también.

Las olas resuenan a lo lejos, la lluvia, los rayos y los truenos completan la película de miedo.

Rose Mary regresaba a su casa muy pegada a la pared procurando no pisar los charcos mas grandes

caminaba sin importarle demasiado la lluvia preguntándose como sería su muerte, si vendrían muchos amigos a velarla; No tenia ni familia ni apenas herederos a quien dejar sus cosas.

Pensó que le vendrían bien un par de pingüinos para que se le pasara el “yuyu” -vaya, el mal rollo-

Tal vez el bar esté abierto...

La calle donde está el bar de “sa gavina coixa” es bastante empinada, ya era mas riera que calle.

Se estaba comenzando a arrepentirse de haber tomado esa dirección. Las luces de la fachada l bar estaban apagadas, estaba cerrado. Habían puesto una compuerta de madera para que no entrara el agua si se daba el caso que el agua rebosara la acera.

Fastidiada continuó en dirección a su casa, ya totalmente mojada hasta la cintura, las rachas de viento del mar hacían inútil el paraguas.



Tropezó con su cuerpo...Estaba acurrucado en un portal, Jan Van Noseké estaba perdido sin el refugio del bar , era su soporte, su sustento, su seguridad. Estaba muy borracho, muy drogado muy de todo...

My good !! - Exclamó Rose Mary -

Lo movió enérgicamente para que reaccionara pero solo obtuvo un gruñido por respuesta.

¡¡Se te va a llevar el agua, animal!! -Le gritó ante su resistencia a recibir ayuda-

Jan reaccionó un poco comenzó a moverse intentando ponerse de pie

Cargar con el era imposible, parecía una madeja de lana desmadejada...

Rose Mary dejó el paraguas a un lado y tiró de Jan hasta arrimarlo al escalón de una puerta, caso había logrado sentarlo cuando se volvió a caer. Lo tomó por las axilas y pudo incorporarlo apoyándolo en la pared ...Pesaba tan poco...

Poco a poco Jan Van Noseké … Fue reaccionando y se dejó llevar; Rose Mary se pasó el brazo de Jan por el hombro y lo tomó por la cintura, poco a poco Jan comenzó a andar a trompicones.

Cuando llegaron a la casa de Rose Mari la calle ya había dejado de ser calle para convertirse en una caudalosa riera...

Abrió la puerta, una vuelta a la llave y un patada a la puerta fue suficiente

Si no saco al idiota ese de la calle ya estaría en el mar – se dijo para si satisfecha -

Pero bueno, se lo habia pasado muy bien -pensó con una risita – la sangre se le había puesto de pié había sido emocionante...

Dejó caer a Jan en el sofá como si descargara un saco de patatas y se dirigió al lavabo a mear y a quitarse la ropa empapada, se duchó y y se puso un pijama rosa con el dibujo de la pantera rosa también... Las zapatillas también eran rosas con pompón.

Salió al salón a ver como seguía Jan...

Se movía y balbuceaba un idioma que RoseMary no entendía; Pensó que no tenía nada grave solo estaba muy mojado y muy borracho...

Lo desnudó como pudo y lo cubrió con una gran toalla de baño y una manta de lana, no eran horas para llamar a nadie. Cogió su bolso donde guardaba sus cosas y su dinero y los puso debajo de la almohada – nunca se sabe, pensó precavida -





No tenía miedo de Jan Van Noseké... Sabía que era inofensivo...


Después de la tempestad viene la calma y efectivamente, la mañana que amaneció después de la tormenta era radiante, con brillitos de gotas de agua por todas partes.



Rose Mary se despertó sobresaltada, no estaba acostumbrada a que nadie se moviera por la casa, abrió los ojos y vio a Jan Van Noseké apoyado en el marco de la puerta de su habitación, desnudo y sin ningún pudor ...Mear …

Rose Mary se limitó a indicar con la mano la dirección del váter

Se levantó y se fue a la cocina, calentó un poco de café y llenó dos tazas, las puso sobre la mesa del comedor cerca del sofá donde había dormido Jan.

Jan apareció al rato cubierto con una toalla y con cara de buen chico. Buscaba con su mirada la ropa que Rose Mary le había quitado por la noche.

Ella le alcanzó una bata y ella se puso otra encima del camisón

Anda, tómate un café - le dijo - ¿un poco de coñac? ¿si?

Jan asintió con la cabeza - coñac gratis, pensó -

Ponte eso – le dijo alcanzándole una camisa y un pantalón de su difunto marido - te lavaré la ropa y enseguida estará seca.

Gracias - dijo Jan – y se quedó mirando por la ventana tratando de orientarse



La cabeza de Jan Van Noseké era como una montaña rusa, era capaz de quedarse extasiado contemplando un atardecer, era capaz de darse cuenta cuando alguien le había hecho un favor, incluso se había dado cuenta de que Rose Mary le había salvado la vida. Se sintió muy agradecido y

tenía que compensar, hacer cosas que le gustaran a ella.

Cuando Rose Mary regresó de tenderle la ropa, Jan había puesto todos los muebles del comedor en su sitio, había recogido toda la ropa del sofá doblándola cuidadosamente, había barrido el suelo y fregado las tazas de café.

Había salido a la terraza y había cortado pequeños ramitos de menta, tomillo y lavanda; Colocados en un jarroncito quedaron preciosos.

A Rose Mery le enterneció mucho ese gesto, se acercó y le mesó los rizos con un gesto como los que se hacen cuando un niño se ha portado bien.



La mañana se puso en marcha invitando a hacer cosas; Jan Van Noseké se acercaba de cuando en cuando a tocar su ropa limpia pero todavía estaba mojada; No quería molestar, no estaba acostumbrado a estar mucho tiempo en el mismo lugar.

Rose Mary le decía que que tardaría en secarse que no había prisa de nada...

Jan salió a la terraza y se puso a limpiar las plantas de hojas secas, con un palito removía la tierra para que respirara, encontró un poco de abono y lo repartió con cuidado de no manchar.

Tu no estás bien de la cabeza – le espetó de pronto Jan -

Ella solo atinó a reír y preguntar porqué...

Tienes casi cincuenta macetas y se te están muriendo...¿No las escuchas como gritan?

Jan se había vuelto hacia ella, Rose Mary observó con estupor que Jan estaba llorando por sus plantas...

Es que las cuidaba mi marido, apenas se nada de flores... - Dijo avergonzada-

Jan se pasó la mañana jardineando la terraza de Rose Mary, añadiendo tierra, podando ramitas sacando hojas comidas por las orugas...


 Rose Mary nunca había visto a nadie llorar por unas plantas ni tratarlas con tanto mimo...
Lo dejó hacer mientras preparaba algo de comida para los dos …

A eso del mediodía los pingüinos la llamaron un par de veces pero Rose Mary apenas los echó de menos...

Comieron en silencio, sin casi decir palabra, Jan no comió nada de carne, solo un poco de pescado y un par de vasos de vino por respeto; Su estado normal era estar siempre borracho, muy borracho.

La ropa ya se había secado y Jan la fue recogiendo lentamente, se desnudó y se puso su ropa planchándola con las palmas de las manos, dobló cuidadosamente la ropa que Rose Mary le había prestado y se acordó de su bicicleta...

Se marchó sin apenas decir gracias, no estaba acostumbrado a despedirse.

Rose Mery volvió a sentir el frío habitual de la soledad...

Jan Van Noseké... volvió a su rutina normal, pasaba horas en la playa al lado de la barca de Joan, a bañarse desnudo o vestido, a atrapar gaviotas y pintarlas de colores con colorante vegetal...

Yo a veces cuando paseo por la playa le miro...Sé su secreto, sé lo que le pasa por dentro...

Solo mira.. Mira a las personas y a las cosas de una manera diferente de los demás, es como un monje contemplativo errante... Mira, solo eso...Y se llena de lo que mira, se alimenta de eso...

A veces me dan ganas de pintarlo con fondo de mar y cielo pero la figura humana no es mi especialidad...



Jan Van Noseké... Estaba como siempre, sentado en el escalón de la casa frente al bar, con una cerveza entre las piernas y con su cabeza llena de trigo maduro gacha y mirando fijamente una zapatillas que le habían dado.

Rose Mary no había dejado de tomar pingüinos en toda la mañana; Había enganchado a unos turistas catalanes que la escuchaban ávidos de historias de pueblo de pescadores. Les había vomitado encima toda su vida inventada de actriz de cine.

Cuando se fueron dejándola con la palabra en la boca- se habían dado cuenta que estaba borracha y además se había tirado varios pedos -



Casi se cayó al salir del bar...

Jan es el borracho con mas reflejos del planeta y de un salto tomó a Rose Mary en sus brazos...Casi lo aplasta con su enorme peso.

Jan resistió bien y le hizo de apoyo, acompañándola a su casa

Llegaron a casa y se sentaron en el salón con cara de cansados, Rose Mary sacó una botella de vermouth y unos hielos...Siguieron bebiendo en silencio, poco a poco,como si nada, como hacen los alcohólicos expertos...

Ellos saben lo que pasa cuando se bebe mucho...Ellos saben... Ni siquiera se miraron a la cara una sola vez.

Vomitaron varias veces en el suelo sin que nada les importara...

Rose Mary cayó en su cama no se sabe como, Jan nunca supo como se quedó dormido junto a ella

Ella tuvo sueños de esos de ayer, de cuando estaba viva...

Ja siempre tenía el mismo sueño, soñaba que navegaba en un enorme barco por todos los mares...

Que llegaba a un puerto en el desierto, sobre una duna había una manada de leones que le miraban con ojos amarillos... Le atraían deseaba irse con ellos, quería bajar del barco pero no podía, una extraña fuerza se lo impedía...

Nunca había podido bajar a la arena del desierto de sus sueños...Siempre el mismo sueño …

No poder bajar a tierra le protegía de los leones pero...





Deseaba tanto ser comido por los leones de mirada amarilla...
Había leído en algún sitio que los guerreros Masai cuando están cansados de vivir o son viejos se internan en la sabana para dejarse comer por los leones y así integrarse en el espíritu del león...

No hay animal mas bello que un león...



Fue entonces cuando comenzaron a caer esos grandes trozos de hielo del cielo, grandes y con cantos afilados...Todo el mar se puso blanco con los trozos de hielo flotando...

Todo blanco con cielo gris...Nada de viento...Todo se paró....

Los pingüinos que vivían en las venas de Rose Mary daban saltitos de alegría y emoción...

Cuando hace frío los cuerpos tienden a juntarse buscando calor mutuo...

Poco a poco Jan y Rose Mary se fueron abrazando en sueños y se olvidaron de esas tonterías de la

edad y de la condición, incluso se olvidaron de su estado físico...

Buscaban calor y humedad y Jan la encontró en el abrazo de brazos y piernas que Rose Mary le ofreció mientras soñaba que era una adolescente...

Se gustaron tanto, tenían tanto en común...

Fue todo tan suave, tan fácil...

Solo tuvieron que dejarse llevar su pereza y por sus deseos, acariciarse sin hacerse daño, como una carrera sin meta, una competición sin premio ni ganador, ni perdedor...

Sus cuerpos se dedicaron a averiguar sitios de placer escuchando suspiros de aprobación cuando lo conseguían...

Fuera, en la calle empinada que da al mar los trozos de hielo filoso no dejaban hacer nada ...

A mi se me había acabado el tubo de óleo blanco y apenas pude pintar nada del pueblo y el mar helado...

Todo se había tornado blanco y brillante, los azules habían desaparecido...

Incluso las hortensias, las madreselvas y las japónidas se habían escarchado de rocío helado y parecían flores de esas de plástico que venden los chinos por Navidad.



No se sabe el tiempo que permanecieron encerrados en casa de Rose Mary aislados por el hielo y haciendo la fiesta de los pingüinos...

Se ve que las papelinas de polvo blanco que Jan llevaba en la mochila ayudaron bastante en el infarto de Rose Mary...

También ayudaron mucho los frasquitos de morfina que Jan había encontrado en el botiquín de la casa, se ve que sobraron de cuando el marido de Rose Mary estaba terminal...



Jan ni se dio cuenta que Rose Mary había muerto... Continuó follando con ella como en sueños hasta que el cadáver comenzó a oler...



Cuando se derritió el hielo Jan Van Noseké... pilló su bicicleta sus cosas y los ahorros de Rose Mary

y desapareció del pueblo buscando un sitio con sol, mar y gaviotas...

Pensó que tal vez algún día podría desembarcar en el desierto .





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