Ya ha llegado el verano
– dicen los chicos del bar de la calle estrecha que da al mar-
Jan Van Noseké... el
holandés de la bicicleta había llegado saludando a todo el mundo,
chocando las manos con las palmas como hacen los chicos de ahora.
¡Hola,hola,hola! Los
holas de de Jan Van Noseké no suenan a holas normales, son un
batiburrillo
de inglés, holandés con
aportaciones de catalán... Cuando está borracho es peor, es como un
gruñido
Cuentan que es hijo de
gente de pasta, vaya, de ricos de toda la vida...
También dicen que los
inviernos los pasa en Holanda, en un manicomio de pago, se ve que en
verano le dejan salir , es inofensivo.
Nadie sabe donde duerme
ni donde come, se limita a llegar, se sienta en un escalón cerca del
bar de la calle estrecha que da al mar y fuma interminables
cigarrillos de marihuana. De vez en cuando entra en el bar pide una
cerveza y entra en el váter.
Casi nunca se acaba la
cerveza, también cojea un poco...O tal vez sea el tambaleo de sus
adicciones
Se baña vestido en el
mar para lavarse la ropa, toma el sol siempre al lado de la barca de
Joan “voypallá” … Duerme de día tumbado al sol, nunca se
quema la piel. Tiene el pelo ondulado y jamás peinado, su cara es
blanca y pecosa, es increiblemente rubio, casi dorado …
Lo tiene tan rubio de
tanto beber cerveza -dice el camello que esconde la coca en el
macetero de enfrente del bar-
Los camellos de la calle
estrecha del pueblo con mar y castillo son los mas tontos del mundo,
dan tanto el cante, demuestran tanto que lo son que a veces producen
ternura...
El bar de la calle
estrecha es todo un escenario de cosas raras en verano. En invierno
es un sitio normal
Rose Mary siempre toma el
vermout de la casa a partir de las doce del mediodía, casi siempre
permanece en el bar hasta las cinco de la tarde tomando pingüinos
-asi se les llama a los vermouts caseros del bar de sa gavina coixa ,
casi siempre se le olvida ir a comer
Si pilla a alguien que la
escuche prefiere hablar a comer... Nueve vermouts hacen efecto en su
cuerpo de 78 años.
Rose Mary es alta, muy
alta casi un metro noventa de joven trabajó en el cine.
Cuando Rose Mary pilla a
alguien que la escuche este está perdido, siempre cuenta y cuenta
cosas de cuando era joven bella y actriz – mucha gente pone en duda
lo de actriz -
Habla y habla sin parar,
cuando el vaso de pingüino vermout se vacía da un golpecito en la
barra con el vaso y Policarpo Núñez – un camarero colombiano de
ojos caídos le rellena el vaso- si el hielo se ha derretido le pone
un vaso con varios cubitos.
Los que la conocen no
suelen acercarse mucho para no caer en sus redes verbales, la saludan
desde lejos...
Cuando se cansa de beber
y de esperar a alguien que le de conversación, vuelve a su casa
tambaleándose pero muy dignamente estirada.
Rose Mary vino hace
cincuenta años al pueblo de playa y castillo, algunos viejos dicen
que era la script de una famosa película que se rodó en el pueblo
en aquellos años...
Otros cuentan que vino de
vacaciones y se quedó fascinada por el azul del pueblo se enamoró
de un carpintero de barcos, se casó y se quedó aquí varada. El
carpintero era muy alto, como ella , en el pueblo no habían chicas
altas y se casó con Rose Mary.
No se sabe si fue el
amor del carpintero de barcas o por la belleza del pueblo -este
pueblo es jodidamente precioso -
Ya hacía años que se
había quedado viuda, vivía razonablemente bien en la gran casa que
le había dejado su marido. Tenían el taller de carpintería en los
bajos de la casa.
El taller todavía está
igual como lo dejó su difunto marido, cuando este se murió Rose
Mary se limitó a cerrar la puerta con llave.
También ocurría que se
moría de pena y aburrimiento en la soledad de la gran casa, ya hacía
tiempo que no tenía ganas de nada.
Solo ocupaba una
habitación de la casa y la cocina con televisión
Todo le aburría, solo
los pingüinos del bar La Gaviota Coja lograban sacarla de ese
aburrimiento melancólico...
A partir de quinto
pingüino solía decir: Mi vida es como si estuviera en una parada de
bus esperando el autobús de la muerte.
Yo mientras pinto cuadros
con mucha pintura azul – que otro color podría emplear en este
sitio- bueno, a veces tonos naranja y amarillos, pero solo en los
amaneceres, en los atardeceres violetas y la gama de grises calientes
con reflejos blanco marfil .
A veces veo a Jan Van
Noseké con ese pelo rubio, casi dorado, se pasa las horas sentado en
el escalón frente al bar junto a su bicicleta con maleteros llenos
de cosas; Solo mira a la pared de enfrente, no hace nada mas, apenas
habla con la gente, algunos hacen bromas con el y se burlan, el
aguanta pero a veces se enfurece y gruñe.
Yo es que tengo el
síndrome del aburrimiento, siempre me doy cuenta de las cosas y por
eso me aburro tanto – pensamiento analítico constante que le llama
uno de esos amigos enterados -
Pues eso, que yo pinto
cuadros de esos raros, con mucho azul de mar con trazos gruesos y hay
idiotas que me los compran. Las marinas se venden muy bien y son muy
fáciles de hacer...Ya ves...
Solo mar y cielo con
colorines y a veces el sol que sale o que se pone.
Si vendo veinte cuadros
al año todo va bien, los compran los dueños de los restaurantes de
pescado y algún turista entendido en cosas fauvistas o dadá …
La noche de la gran
lluvia y el levante Rose Mary había salido, casi nunca solía salir
por la noche pero se había muerto su amiga la Rubí, una amiga de
toda la vida, y no había ido nadie al velatorio
ya se sabe, si te mueres
muy vieja y no has tenido hijos apenas le importa a nadie.
Rose Mery había
permanecido sola en el tanatorio, sentada, mirando a su amiga dentro
del ataud.
La Rubí estaba muy bien
maquillada y con dos taponcitos de algodón en la nariz.
Rose Mary estuvo mucho
rato pensando en como sería morirse.
Cuando el mar y el cielo
se ponen de acuerdo para hacer daño las noches del pueblo con mar y
castillo se ponen horribles.
El mar rebasa la playa y
se junta con la riera que baja llena de troncos y ramas de la
montaña, entonces la marea no la deja desaguar y se va acumulando
haciendo del pueblo un embalse. A la riera le da igual el muro de
contención y al mar también.
Las olas resuenan a lo
lejos, la lluvia, los rayos y los truenos completan la película de
miedo.
Rose Mary regresaba a su
casa muy pegada a la pared procurando no pisar los charcos mas
grandes
caminaba sin importarle
demasiado la lluvia preguntándose como sería su muerte, si vendrían
muchos amigos a velarla; No tenia ni familia ni apenas herederos a
quien dejar sus cosas.
Pensó que le vendrían
bien un par de pingüinos para que se le pasara el “yuyu” -vaya,
el mal rollo-
Tal vez el bar esté
abierto...
La calle donde está el
bar de “sa gavina coixa” es bastante empinada, ya era mas riera
que calle.
Se estaba comenzando a
arrepentirse de haber tomado esa dirección. Las luces de la fachada
l bar estaban apagadas, estaba cerrado. Habían puesto una compuerta
de madera para que no entrara el agua si se daba el caso que el agua
rebosara la acera.
Fastidiada continuó en
dirección a su casa, ya totalmente mojada hasta la cintura, las
rachas de viento del mar hacían inútil el paraguas.
Tropezó con su
cuerpo...Estaba acurrucado en un portal, Jan Van Noseké estaba
perdido sin el refugio del bar , era su soporte, su sustento, su
seguridad. Estaba muy borracho, muy drogado muy de todo...
My good !! - Exclamó
Rose Mary -
Lo movió enérgicamente
para que reaccionara pero solo obtuvo un gruñido por respuesta.
¡¡Se te va a llevar el
agua, animal!! -Le gritó ante su resistencia a recibir ayuda-
Jan reaccionó un poco
comenzó a moverse intentando ponerse de pie
Cargar con el era
imposible, parecía una madeja de lana desmadejada...
Rose Mary dejó el
paraguas a un lado y tiró de Jan hasta arrimarlo al escalón de una
puerta, caso había logrado sentarlo cuando se volvió a caer. Lo
tomó por las axilas y pudo incorporarlo apoyándolo en la pared
...Pesaba tan poco...
Poco a poco Jan Van
Noseké … Fue reaccionando y se dejó llevar; Rose Mary se pasó el
brazo de Jan por el hombro y lo tomó por la cintura, poco a poco Jan
comenzó a andar a trompicones.
Cuando llegaron a la casa
de Rose Mari la calle ya había dejado de ser calle para convertirse
en una caudalosa riera...
Abrió la puerta, una
vuelta a la llave y un patada a la puerta fue suficiente
Si no saco al idiota ese
de la calle ya estaría en el mar – se dijo para si satisfecha -
Pero bueno, se lo habia
pasado muy bien -pensó con una risita – la sangre se le había
puesto de pié había sido emocionante...
Dejó caer a Jan en el
sofá como si descargara un saco de patatas y se dirigió al lavabo a
mear y a quitarse la ropa empapada, se duchó y y se puso un pijama
rosa con el dibujo de la pantera rosa también... Las zapatillas
también eran rosas con pompón.
Salió al salón a ver
como seguía Jan...
Se movía y balbuceaba un
idioma que RoseMary no entendía; Pensó que no tenía nada grave
solo estaba muy mojado y muy borracho...
Lo desnudó como pudo y
lo cubrió con una gran toalla de baño y una manta de lana, no eran
horas para llamar a nadie. Cogió su bolso donde guardaba sus cosas y
su dinero y los puso debajo de la almohada – nunca se sabe, pensó
precavida -
No tenía miedo de Jan
Van Noseké... Sabía que era inofensivo...
Después de la tempestad
viene la calma y efectivamente, la mañana que amaneció después de
la tormenta era radiante, con brillitos de gotas de agua por todas
partes.
Rose Mary se despertó
sobresaltada, no estaba acostumbrada a que nadie se moviera por la
casa, abrió los ojos y vio a Jan Van Noseké apoyado en el marco de
la puerta de su habitación, desnudo y sin ningún pudor ...Mear …
Rose Mary se limitó a
indicar con la mano la dirección del váter
Se levantó y se fue a la
cocina, calentó un poco de café y llenó dos tazas, las puso sobre
la mesa del comedor cerca del sofá donde había dormido Jan.
Jan apareció al rato
cubierto con una toalla y con cara de buen chico. Buscaba con su
mirada la ropa que Rose Mary le había quitado por la noche.
Ella le alcanzó una bata
y ella se puso otra encima del camisón
Anda, tómate un café -
le dijo - ¿un poco de coñac? ¿si?
Jan asintió con la
cabeza - coñac gratis, pensó -
Ponte eso – le dijo
alcanzándole una camisa y un pantalón de su difunto marido - te
lavaré la ropa y enseguida estará seca.
Gracias - dijo Jan – y
se quedó mirando por la ventana tratando de orientarse
La cabeza de Jan Van
Noseké era como una montaña rusa, era capaz de quedarse extasiado
contemplando un atardecer, era capaz de darse cuenta cuando alguien
le había hecho un favor, incluso se había dado cuenta de que Rose
Mary le había salvado la vida. Se sintió muy agradecido y
tenía que compensar,
hacer cosas que le gustaran a ella.
Cuando Rose Mary regresó
de tenderle la ropa, Jan había puesto todos los muebles del comedor
en su sitio, había recogido toda la ropa del sofá doblándola
cuidadosamente, había barrido el suelo y fregado las tazas de café.
Había salido a la
terraza y había cortado pequeños ramitos de menta, tomillo y
lavanda; Colocados en un jarroncito quedaron preciosos.
A Rose Mery le enterneció
mucho ese gesto, se acercó y le mesó los rizos con un gesto como
los que se hacen cuando un niño se ha portado bien.
La mañana se puso en
marcha invitando a hacer cosas; Jan Van Noseké se acercaba de cuando
en cuando a tocar su ropa limpia pero todavía estaba mojada; No
quería molestar, no estaba acostumbrado a estar mucho tiempo en el
mismo lugar.
Rose Mary le decía que
que tardaría en secarse que no había prisa de nada...
Jan salió a la terraza y
se puso a limpiar las plantas de hojas secas, con un palito removía
la tierra para que respirara, encontró un poco de abono y lo
repartió con cuidado de no manchar.
Tu no estás bien de la
cabeza – le espetó de pronto Jan -
Ella solo atinó a reír
y preguntar porqué...
Tienes casi cincuenta
macetas y se te están muriendo...¿No las escuchas como gritan?
Jan se había vuelto
hacia ella, Rose Mary observó con estupor que Jan estaba llorando
por sus plantas...
Es que las cuidaba mi
marido, apenas se nada de flores... - Dijo avergonzada-
Jan se pasó la mañana
jardineando la terraza de Rose Mary, añadiendo tierra, podando
ramitas sacando hojas comidas por las orugas...
Rose Mary nunca había
visto a nadie llorar por unas plantas ni tratarlas con tanto mimo...
Lo dejó hacer mientras
preparaba algo de comida para los dos …
A eso del mediodía los
pingüinos la llamaron un par de veces pero Rose Mary apenas los echó
de menos...
Comieron en silencio, sin
casi decir palabra, Jan no comió nada de carne, solo un poco de
pescado y un par de vasos de vino por respeto; Su estado normal era
estar siempre borracho, muy borracho.
La ropa ya se había
secado y Jan la fue recogiendo lentamente, se desnudó y se puso su
ropa planchándola con las palmas de las manos, dobló
cuidadosamente la ropa que Rose Mary le había prestado y se acordó
de su bicicleta...
Se marchó sin apenas
decir gracias, no estaba acostumbrado a despedirse.
Rose Mery volvió a
sentir el frío habitual de la soledad...
Jan Van Noseké... volvió
a su rutina normal, pasaba horas en la playa al lado de la barca de
Joan, a bañarse desnudo o vestido, a atrapar gaviotas y pintarlas de
colores con colorante vegetal...
Yo a veces cuando paseo
por la playa le miro...Sé su secreto, sé lo que le pasa por
dentro...
Solo mira.. Mira a las
personas y a las cosas de una manera diferente de los demás, es como
un monje contemplativo errante... Mira, solo eso...Y se llena de lo
que mira, se alimenta de eso...
A veces me dan ganas de
pintarlo con fondo de mar y cielo pero la figura humana no es mi
especialidad...
Jan Van Noseké... Estaba
como siempre, sentado en el escalón de la casa frente al bar, con
una cerveza entre las piernas y con su cabeza llena de trigo maduro
gacha y mirando fijamente una zapatillas que le habían dado.
Rose Mary no había
dejado de tomar pingüinos en toda la mañana; Había enganchado a
unos turistas catalanes que la escuchaban ávidos de historias de
pueblo de pescadores. Les había vomitado encima toda su vida
inventada de actriz de cine.
Cuando se fueron
dejándola con la palabra en la boca- se habían dado cuenta que
estaba borracha y además se había tirado varios pedos -
Casi se cayó al salir
del bar...
Jan es el borracho con
mas reflejos del planeta y de un salto tomó a Rose Mary en sus
brazos...Casi lo aplasta con su enorme peso.
Jan resistió bien y le
hizo de apoyo, acompañándola a su casa
Llegaron a casa y se
sentaron en el salón con cara de cansados, Rose Mary sacó una
botella de vermouth y unos hielos...Siguieron bebiendo en silencio,
poco a poco,como si nada, como hacen los alcohólicos expertos...
Ellos saben lo que pasa
cuando se bebe mucho...Ellos saben... Ni siquiera se miraron a la
cara una sola vez.
Vomitaron varias veces en
el suelo sin que nada les importara...
Rose Mary cayó en su
cama no se sabe como, Jan nunca supo como se quedó dormido junto a
ella
Ella tuvo sueños de esos
de ayer, de cuando estaba viva...
Ja siempre tenía el
mismo sueño, soñaba que navegaba en un enorme barco por todos los
mares...
Que llegaba a un puerto
en el desierto, sobre una duna había una manada de leones que le
miraban con ojos amarillos... Le atraían deseaba irse con ellos,
quería bajar del barco pero no podía, una extraña fuerza se lo
impedía...
Nunca había podido bajar
a la arena del desierto de sus sueños...Siempre el mismo sueño …
No poder bajar a tierra
le protegía de los leones pero...
Deseaba tanto ser comido
por los leones de mirada amarilla...
Había leído en algún
sitio que los guerreros Masai cuando están cansados de vivir o son
viejos se internan en la sabana para dejarse comer por los leones y
así integrarse en el espíritu del león...
No hay animal mas bello
que un león...
Fue entonces cuando
comenzaron a caer esos grandes trozos de hielo del cielo, grandes y
con cantos afilados...Todo el mar se puso blanco con los trozos de
hielo flotando...
Todo blanco con cielo
gris...Nada de viento...Todo se paró....
Los pingüinos que vivían
en las venas de Rose Mary daban saltitos de alegría y emoción...
Cuando hace frío los
cuerpos tienden a juntarse buscando calor mutuo...
Poco a poco Jan y Rose
Mary se fueron abrazando en sueños y se olvidaron de esas tonterías
de la
edad y de la condición,
incluso se olvidaron de su estado físico...
Buscaban calor y humedad
y Jan la encontró en el abrazo de brazos y piernas que Rose Mary le
ofreció mientras soñaba que era una adolescente...
Se gustaron tanto, tenían
tanto en común...
Fue todo tan suave, tan
fácil...
Solo tuvieron que dejarse
llevar su pereza y por sus deseos, acariciarse sin hacerse daño,
como una carrera sin meta, una competición sin premio ni ganador, ni
perdedor...
Sus cuerpos se dedicaron
a averiguar sitios de placer escuchando suspiros de aprobación
cuando lo conseguían...
Fuera, en la calle
empinada que da al mar los trozos de hielo filoso no dejaban hacer
nada ...
A mi se me había acabado
el tubo de óleo blanco y apenas pude pintar nada del pueblo y el mar
helado...
Todo se había tornado
blanco y brillante, los azules habían desaparecido...
Incluso las hortensias,
las madreselvas y las japónidas se habían escarchado de rocío
helado y parecían flores de esas de plástico que venden los chinos
por Navidad.
No se sabe el tiempo que
permanecieron encerrados en casa de Rose Mary aislados por el hielo y
haciendo la fiesta de los pingüinos...
Se ve que las papelinas
de polvo blanco que Jan llevaba en la mochila ayudaron bastante en el
infarto de Rose Mary...
También ayudaron mucho
los frasquitos de morfina que Jan había encontrado en el botiquín
de la casa, se ve que sobraron de cuando el marido de Rose Mary
estaba terminal...
Jan ni se dio cuenta que
Rose Mary había muerto... Continuó follando con ella como en sueños
hasta que el cadáver comenzó a oler...
Cuando se derritió el
hielo Jan Van Noseké... pilló su bicicleta sus cosas y los ahorros
de Rose Mary
y desapareció del pueblo
buscando un sitio con sol, mar y gaviotas...
Pensó que tal vez algún
día podría desembarcar en el desierto .
F I N