viernes, 30 de septiembre de 2016

EL CUENTO DEL YA NO TE QUIERO

Nunca la quiso, no me explico como pudo estar tanto tiempo con ella, siempre pegada a el, siempre espiando todo lo que hacía, siempre bajo sospecha, sin intimidad, sin poder hacer nada a solas, sin siquiera poder soñar...
Siempre el orden, siempre lo correcto, hacer lo que hay que hacer, no salir del camino trazado, ni un centímetro, ni un ápice...
Su presencia es agobiante, es como una sombra, como su apéndice, una prolongación molesta de el mismo.
Su sola presencia le provocaba mal humor, como una punzada...
Su fuerte carácter, su voz aguda casi le asustaba, el siempre le decía que si a todo para que le dejara en paz.
Cada vez mas gorda, cada vez mas desconfiada, cada vez menos femenina...
Una tarde, estalló...
  • No te quiero, le dijo...
No estaba seguro si había sido su voz la que había pronunciado esas palabras.
Ella no entendió o no escuchó bien sus palabras
_ ¿Qué dices? - dijo con voz neutra -
_ No te quiero – repitió él -
Ella se quedó estupefacta y el tiempo se paró...
Hacía mucho tiempo que la palabra te quiero no se pronunciaba en su casa, parecía que ninguno de los dos hubiera entendido su significado.
La vieja palabra manoseada, estalló en medio del comedor, como si le hubiera tirado una granada de mano contra su esposa.
El nunca supo el efecto de su palabra explosiva...
Tilde – apócope de Matilde – se calló, tomó su bolso y el carrito de la compra y abrió la puerta de la calle.
Me voy a comprar – dijo como si no le hubiera escuchado -
Cuando salió cerró la puerta con un poco mas de fuerza que lo hacia habitualmente.
Se quedó solo intentando hacerse responsable de sus palabras, dentro de él se había abierto una puerta insospechada,una vieja puerta que ni él mismo sabía de su existencia.
Una puerta que dio paso a una corriente de aire fresco, casi helado,aire necesario para poder respirar
Se sintió liberado de algo que le oprimía, que le hacía daño.
No era un producto de ningún análisis, nada pensado de antemano, nada preparado, no siquiera el intento de hacer inteligente sus sentimientos, salió solo.

Cuando Tilde volvió de la compra, vació el contenido del carro encima de la mesa, colocó lentamente los alimentos en la nevera como hacía siempre; No despotricó como hacia habitualmente sobre lo caro que estaba todo. Se le notaba que había estado pensando durante el trayecto hacia el supermercado o mientras escogía los tomates o mientras palpaba los aguacates presionando el botón; si el botón de los aguacates se hunde es que ya están maduros...
Colgó el carrito en el rincón de la cocina donde siempre lo hacía.
¿Tienes una amante? - preguntó con voz pausada-
_ No, contestó él al punto, sin volver la espalda.





Tilde comenzó a preparar la comida, como cada día, la sagrada comida, siempre a la misma hora.
Permanecieron los dos en silencio, no encendieron la televisión como era su costumbre, dejaron
que el silencio se adueñara de todo; una atmósfera de nada con olor a comida envolvió todo el ambiente.
Salió al balcón,todos los muros de hipocresía se habían derrumbado, todo se volvió diferente, mas diáfano, despejado, meditó un rato sobre el poder de las palabras, se sentía como a punto de emprender un viaje a un sitio desconocido, con la tensión de no equivocarse de tren, le asustaba la idea de haber tomado un tren equivocado, un tren que le llevara a un sitio desconocido...
Tilde se acercó mas de lo habitual...
_ ¿Seguro que no tienes una amante? - preguntó muy seria-
_Ya soy mayor para esas cosas... - Contestó mirando a la calle -
Los silencios de Tilde son inquietantes, es como si bebiera energía del silencio.
Regresó a la cocina y él la vio trinchar cebolla sobre la madera de cedro, con rabia, unas gruesas lágrimas resbalaban en sus mejillas; él nunca supo si estaba llorando de verdad o era a causa de la cebolla.
Los matrimonios mayores no necesitan decirse te quiero, ya va todo incluido en el hecho de estar casados, ya se supone. Es el amor social, es lo normal...
Los que saben de eso, aseguran que el amor en la pareja solo dura alrededor de tres años, mas o menos 673 encuentros sexuales, lo que se tarda en destetar a un niño, luego es todo cuestión de buena voluntad y paciencia, una cuestión de domesticar los sentimientos salvajes.
Al fin y al cabo, solo se trata de construir un nido adecuado donde abandonarse y criar hijos, no gran cosa mas...
Pero el cerebro lo magnifica todo, lo adorna, lo hace idílico,para que nos guste y todo funcione en favor de la supervivencia.
Llega la noche, las camas matrimoniales están hechas para incentivar el sexo, para incentivar el conveniente vínculo.
_ ¿A ti qué coño te pasa? - preguntó Tilde en la oscuridad de la habitación matrimonial-
El se lo dijo fuerte y claro, sus palabras resonaron en las paredes de la estancia.
_Nada – contestó medio dormido- solo es que no te quiero...
Un largo silencio, a veces es necesario escuchar con el alma y eso lleva unos segundos …
Tilde se levantó lentamente y salió de la habitación de la cama grande, del armario de sus cosas de siempre, de las mesitas elegidas en consenso, de la percha donde colgaban los pijamas...
desde que se fueron sus hijos, hay tres habitaciones vacías
se fue a dormir a la habitación vacía de su hija, la de los tonos rosas...
El se durmió enseguida, se sentía ligero, liberado...
Antes de dormirse se prometió a si mismo no cargar con mas pesos; fingir es un peso que apenas deja andar.
Tilde se metió en la cama de la habitación rosa, encogida, en posición fetal, llenó la almohada de llanto con sal,un mar de lagrimas saladas, amargas, un mar de preguntas, de dudas, de miedo...
Un mar de incertidumbres, un mar de impotencia, un mar...
Todo iba tan bien, ya no criaba hijos, un marido tranquilo y trabajador, había dejado de trabajar en ese despacho, con ese jefe...
Ya no me quiere... He hecho todo lo que tenia que hacer, todo lo que se espera de una buena esposa
¿qué mas quiere? Seguro que lo ha pillado una de esas putas desesperadas que les llenan la cabeza de pájaros a los viejos para que las mantengan.
El es tan...
Últimamente está tan silencioso,tan raro, tan pensativo, desde que dejó de trabajar está como ausente...



Tilde acabó por dormirse, agotada de tanto pensar, no estaba acostumbrada a pensar en esas cosas.
Su último pensamiento antes de dormirse, antes de entrar en el mundo de los sueños fue una pregunta a si misma : ¿Cuando había sido la última vez que le dijo te quiero?
Y entro en la niebla de los sueños, en la niebla gris …
Despertó temprano, se sentó en la cama desorientada, queriendo pensar que todo había sido un sueño. Cuando recuperó la realidad, todas las obligaciones cotidianas de la mañana dejaron de tener sentido.
Se vistió lentamente con la ropa de diario, maldijo una vez mas su barriga que le impedía atarse los zapatos sin apoyarse en alguna silla, se avergonzó del pedo que expelió al inclinarse...
Se levantó y se miró en el espejo de cuerpo entero...
_ Estoy gorda, muy gorda, por eso ya no me quiere – se dijo convencida-
Nunca me ha dicho nada de mi peso...
Ya es tarde para adelgazar, a partir de los sesenta si adelgazas se cae todo...
Ya es tarde para todo, ya no puedo gustarle de ninguna manera – pensó frente al espejo-
Entró en el lavabo y se lavó la cara con abundante agua fría, pasó al salón y pensó que él había salido a andar como cada mañana; regresaría a desayunar como siempre, se animó y quiso creer que todo sería como siempre. Tal vez una crisis...
Preparó su zumo de naranja con tostadas, mantequilla y café, abrió un bote de su mermelada preferida, la de arándanos. En un platito colocó las dos pastillas de cada día, la del colesterol y la de
hipertensión; pronto regresaría, no hablarían del tema, los maridos también tienen sus crisis...
Esperó en vano, él no acudió a la acostumbrada ceremonia matinal del desayuno con televisión.
Desayunó sola, y luego paseó nerviosamente por la casa, vació la lavadora que se había parado hacía horas, la ropa se estaba arrugando, la puso en un cesto y subió a la terraza.
Lo encontró mirando a la nada, en un extremo de la terraza.
_¿No vienes a desayunar? - preguntó con normalidad -
El no dijo nada, ella tendió la ropa en silencio, cuando terminó emitió un sonoro suspiro para que el la oyera.
Bajó las escaleras interiores con una opresión en el pecho, con la certeza de que algo grave estaba pasando.
El siguió casi toda la mañana en su postura contemplativa, estática, sin saber que hacer, con la mirada perdida en la nada llena de cosas, sin ganas de entender nada, sin querer razonar, respirando silencios con rumores de coches, silencios con conversaciones de gentes que iban a sus cosas, vida de diario, vida cotidiana, silencios de cada día lo mismo.
Somos lo que hacemos -pensó – toda esa vida cotidiana, ese cada día lo mismo,ese sexo patético de personas mayores, esa falta de esperanza...
Es como vivir en una sala de espera sin saber lo que esperas, un mar infernal de aburrimiento...
Nada que hacer...
Hacer siempre lo debido para que no te consideren loco.
No la quiero, tenía que decírselo... Pobrecita...
El no quiso recordar su pasado, su vida transcurrida, todo ese tiempo perdido de vida normal.
Siempre se vive en el presente, el pasado y el futuro no son mas que medidas para organizar la existencia.
_ ¿Que vas a hacer? - preguntó ella esperando lo peor, esperando el drama-
_Nada … - Dijo él-
_¿De verdad que ya no me quieres?
_Sí, es verdad...
_ ¿He hecho algo mal?...
_ No, no se trata de eso...




_ Tal ves estés deprimido -dijo Tilde buscando soluciones-
_Nunca te había visto así de triste, andas todo el día dando vueltas por la casa, como sonámbulo
las depresiones tienen malas bromas, los psicólogos ayudan en eso, hay tratamientos...
mi cuñada tuvo una depresión y casi se muere de tristeza, siguió un tratamiento y ya está bien...
_No se trata de eso...
_¿Entonces, que te ocurre?...
_ No sé como expresarlo...
_¿Te vas a ir de casa?
_No...
_No sabría donde ir, soy un viejo, ya es tarde para eso...
_Yo tampoco sabría donde ir sin ti -dijo Tilde- es tarde para todo, estamos como muertos...
Nunca habíamos hablado así a lo largo de nuestro matrimonio...
Luego las lágrimas y el silencio...
El no saber que decir, presos del rizo maldito...
Un rizo maldito, un torbellino de nada, vacío, que los atrapaba a los dos.
El se pasó todo el día en su estudio lleno de cosas, lleno de libros mudos, lleno de entretenimientos para no aburrirse; se sentía como un niño mimado con la habitación llena de juguetes sin saber a que jugar.
Pensó seriamente sobre la depresión, pero desechó enseguida la idea de leer algo sobre eso.
Le gustaba acariciar las palabras y acarició tristeza, las palabras casi nunca expresan lo que se siente
solo sirven para razonar, solo te llevan al orden.
Tilde dejó de hacer las cosas normales de la casa, dejó de hacer todo, de limpiar, de cocinar, se abandonó, poco a poco fue entendiendo cosas que solo había atisbado en momentos de reflexión,pensó que solo eran cosas para leer en los libros, nada que ver en la vida real.
Los recuerdos de su vida matrimonial pasaron por su memoria como un relámpago.
También pensó en el amor y en su vida sexual.
Somos presos de la naturaleza, apenas nada es decisión nuestra, la naturaleza nos da varias opciones
y elegimos la mas fácil, la ley del mínimo esfuerzo.
Pero nunca decidimos nosotros, hacemos lo debido.
Era tan delicado... -Recordó el día que se conocieron -
Luego tan travieso, tan atrevido... Sabía que estaba loca por el y se pasaba de la raya haciendo esas cosas tan...
Al principio me asustaba, me casé virgen...
Luego me encantaban las travesuras que hacía con mi cuerpo...
Recordó cuando ella le dijo, soy tuya, hazme lo que quieras... Me encantaba ser suya...
Recordó cuando se compró una rapadora eléctrica, preparó un baño caliente y los dos se raparon el pubis entre risas y champagne, compró aquellas dos copas carísimas de cristal e hicimos el amor en la bañera.
No te quiero... Esas palabras habían puesto todo patas arriba, él había pulsado el botón rojo y todo
había estallado; Toda la mierda de vida cotidiana ordenada se había esparcido por toda la casa.
No te quiero, y años de sacrificios, de trabajo de criar hijos...
Todas las ilusiones de futuro,todos los planes de viajes maravillosos...
Todo dejó de tener sentido, la verdad había llamado a la puerta.
Pensó en ella, se preguntó como se sentiría, de que manera se había roto por dentro...
La vida real se había adueñado de ellos, solo miedo contra orden, el no te quiero había llenado la casa de mierda, paredes incluidas...
Imposible de limpiar una cosa así...





Era tan travieso... Al principio no me gustaban tantas posturas, pero luego comenzó a encantarme
esa manera de tocarme, me metía los dedos en todas partes, me cortaba la respiración esa manera de follar, era como un vicio, como una droga, algo que no podía dejar de hacer, a veces lo provocaba en el sofá para irnos mas pronto a la cama...
Luego los niños y todo eso que hace que un matrimonio se realice.
Cuando las mujeres se hacen madres, aman de otra manera a sus hombres, son mas madres que amantes...
Poco a poco, sin pretenderlo, se dejaron ir, dejaron de hacer cosas para justificar su existencia,cosas cotidianas, necesarias solo para una vida normal. Comían solo cuando tenían hambre, apenas salían a comprar, dejaron de ver la televisión, Tilde le tiró el jarrón chino en la pantalla y dejó de funcionar.
Dejaron de lavarse, tenían la costumbre de ducharse cada día.
Se instalaron en la sala de espera, esperando que la muerte los viniera a buscar, asomándose a la puerta llamando al siguiente.
_ ¿Como me va a querer con este cuerpo? -Tilde se miraba constantemente en el espejo de cuerpo entero de su habitación-
Es tonta y aburrida – rumiaba él-
Todo se puso lento y extraño en sus vidas... Los dos volvieron a fumar y a beber …
Al atardecer se asomaban a la terraza a mirar el cielo, a ver como se ponía el sol, sin apenas mirarse; dejaron de regar las plantas, las dejaron morir de sed, solo los cactus sobrevivieron...
Escuchaban los ladridos de perros lejanos, conversaciones inconexas de gente normal que pasaba por la calle.
-Hueles mal – dijo Tilde -
El levantó el brazo para olerse la axila.
_ Si. - dijo mirándola a los ojos – necesitamos un baño para quitarnos toda esa mierda de encima...
El se fue quitando la ropa camino de la bañera...
Tilde le siguió dejando un rastro de prendas sucias, sudadas, malolientes...
El preparó todo, la bañera redonda rebosaba de agua caliente, la invitó a sentarse y le fue afeitando
el vello púbico, despacio, poniéndole crema de afeitar en todos los pliegues de su piel, luego Tilde hizo lo mismo con él...
Sus movimientos eran extremadamente pausados, como a cámara lenta …
Se miraban muy serios sabiendo lo que tenían que hacer, seguros, con movimientos mecánicos...
Lo habían hecho tantas veces, antes de que sus hijos comenzaron a molestar sus travesuras eróticas.
Lentamente encendieron muchas velitas y apagaron las luces.
El tapón del champagne carísimo saltó del cuello de la botella donde estaba preso, rebotando por las paredes del cuarto de baño, rompiendo el silencio, acabó flotando en el agua de la bañera.
Llenaron las copas de finísimo cristal, hacía tanto tiempo que no las usaban...
Las miraron con detenimiento, recordando...
Bebieron en silencio sin siquiera brindar, terminaron la botella ya sumergidos en el agua caliente.
Rompieron las copas...
_ ¿Me vas a follar? - Preguntó Tilde -
_ No, ya no me gustas...
El le tomó la mano delicadamente pero con firmeza...
Cuando Tilde sintió un leve arañazo en la muñeca y el agua comenzó a teñirse de rojo, ella sonrió aliviada dejándose hacer.
El ya se había cortado las suyas con los cristales de las copas rotas...
Miró su cara iluminada por el resplandor de las velas, la encontró hermosa...
Ella no cerró los ojos, quería seguir mirándolo mientras se le escapaba la vida, buscando la plácida
agua caliente, sin apenas dolor...



Te quiero, - musitó él antes de morirse-
No se sabe si ella pudo escuchar sus palabras...
Cuando sus hijos llegaron alarmados...
Los vecinos extrañados por su ausencia...
La policía con su cara profesional, sin alma...
Todos se quedaron en silencio, contemplando la sonrisa de Tilde, su cara blanca desangrada con el fondo rojo...
El con la cabeza sumergida, con los ojos abiertos, como en las películas...


FIN