martes, 31 de agosto de 2021

NANCY COLETAS Y LA FÍSICA CUÁNTICA



Nancy coletas había dejado el coche mal aparcado en la calle del hipocampo...

Sus neuronas habían estallado como una estrella supermasiva. Sus recuerdos mentales quedaron flotando ingrávidos entre la misteriosa materia oscura.

Se quedó como un televisor averiado con puntitos en las pantallas de sus ojos.


Cuando nos dimos cuenta que nos estábamos haciendo viejos, vendimos todo y nos fuimos a soñar frente al mar.

Aprendiendo a no hacer nada

Navegar en una sopa de rutina no era nada fácil; cada día nos costaba mas matar las horas de tedio

Nancy hacía empanadillas argentinas como las de su madre y deliciosos flanes de sabores atrevidos

Yo aprendí a pintar.

Dejamos de hacer planes de futuro, ya no teníamos mas futuro que la muerte.

Salíamos todas las mañanas a pasear por la playa y buscar piedras corazón para hacer una colección romántica.

Conformados, conscientes, sin pedir nada a la vida.

Dormíamos desnudos y yo tuve que comprarme pastillas azules para no defraudarla.

Ella nunca quiso tomar nada; decía que es una mierda eso de apuntalarse con pastillas para morirse mas tarde.

Nancy coletas también se preguntaba constantemente por las cosas de la vida cuando el aburrimiento se le subía a las tetas.

_ ¡Tanto currar y tanto sufrir para nada!

_ ¡La vida es una estafa! Todo se reduce a follar y comer, como hacen las ranas, solo que las ranas

no saben que son ranas...

Un día dejó de hacer empanadillas y se puso a leer cosas de física avanzada; era socióloga jubilada y entendía todo lo que leía. A mi me lo tenía que explicar varias veces en idioma de niño.

Yo solo sabía proyectar casas y construirlas.

Me asusté un poco cuando me dijo muy seria que una partícula puede estar parada y en movimiento al mismo tiempo y que incluso puede estar en dos sitios a la vez …

_ Eso es imposible -le dije riendo – es una barbaridad...

_ Los que estudian la física cuántica aseguran que es posible – contestó muy seria-

_ Einstein ya dijo que eso solo eran tontadas matemáticas – contesté yo recordando un artículo que había leído-

_ También dijo que los fotones no pueden transportar partículas y se ha demostrado que si...

_ No puedo discutir de esas cosas, no tengo base científica

_Todo el mundo puede saber de eso si estudias...

Nancy coletas se ponía guapísima cuando se entusiasmaba con algo, le brillaban los ojos y la voz le sonaba genial.

_ Lo que es un misterio, es la nada cósmica, el 80% del espacio es nada absoluta, la ausencia de

todo.

_ Es como si fuera el pegamento que sostiene todas las galaxias, nunca se ha detectado su naturaleza .

_¡Joder! Nancy, ya se sabrá! Son cosas de los científicos

_¡Claro! Tu no te preocupas por nada, solo pintas y pintas …






_Todo está conectado – dije displicente-

_ El arte está conectado con el universo, es la eterna lucha contra la nada, contra la materia oscura

son las ganas de crear, de vivir contra la muerte. Toda acción artística no es mas que la creación

de nuevos universos.

La verdad es que yo me había enganchado mucho en eso de pintar, había aprendido a tope eso de la luz y de las sombras, la figura, los fondos... La perspectiva no me costó tanto, un constructor sabe geometría básica.

Cada vez que miraba alguno de mis dibujos guardados en mi blok de 40X 60 cm. Me gustaban mas los repasaba para pulir los pocos defectos y ver mi evolución técnica.

Una vez hube aprendido el oficio de pintor y cuando alguien miraba mis cuadros y exclamaba: ¡ooooooooooooooh! Supe que mi formación había terminado.

Pronto me cansé de copiar perfecciones, de hacer fotos al óleo, por así decirlo...

Abandonarse y pintar lo que salga de dentro -pensé- y dejé la mano y la mente suelta, abrí las puertas de mi interior y dejé que corriera el aire pintando lo que me apetecía.

Es cierto que al principio estudié algo de Pollok y de los surrealistas pero enseguida pillé mi propio camino. Cada cuadro era como mirarme por dentro; lo abstracto me ayudaba a comprender la realidad.

Mientras... Nancy coletas buscaba la suya aprendiendo cosas de física cuántica; cada vez mas obsesionada. El continuum de Moebius, los agujeros negros, la antimatéria …

Se pasó una tarde pegando cintas para entender la banda de Moebius.

Maldecía a los científicos por no explicar las cosas de una manera mas fácil, intentando resumir a niveles comprensibles.

Buscando significados a las palabras y conceptos que no entendía, pidiendo por correo libros y mas libros, enmarañando su mente en busca de la verdad científica.

Cuando a veces podía sacarla de su mundo de ciencia cósmica salíamos a cenar en los preciosos restaurantes frente al mar, nuestras conversaciones cada vez tenían menos risas y mas ciencia.

La tarde que salimos a pasear mirando tiendas, Nancy se paró en una zapatería; le habían gustado unas zapatillas deportivas con tobilleras, se los probó y decidió llevárselas puestas. Mientras yo pagaba en la caja observé que estaba inclinada intentando abrochárselas, atar los cordones. Al final, metió los cordones dentro de las zapatillas y salió sin decir palabra.

Mas tarde la sorprendí llorando en la butaca de ver la tele con las zapatillas y los cordones sueltos

se le había olvidado como se atan los zapatos...

Pensé que sería algo de los nervios, que estaba agotada de tanto estudio

_ Tal vez sea un brote de disléxia -le dije-

Rompió su silencio para decirme llorando que se le estaban olvidando las cosas, que no se fijaban en la memoria.

_Puede que sea un poco de stress y un poco la edad...

Cuando una tarde la vi con la mirada fija en el ordenador sin teclear, me dijo que se le había olvidado escribir y que no encontraba las letras, no entendía el sistema qwert.

Pedí hora en el neurólogo, que nos derivó al siquiatra y el a su vez a otro neurólogo mas especialista

La palabra Alzhaimer sonó en mi cara como un latigazo...

Nancy coletas se deslizó en el tobogán de la demencia con tratamientos paliativos.

No quise internarla en un centro y me convertí en su cuidador.

Los sedantes la mantenían postrada la mayor parte del día.

Yo apenas salía, me traían las cosas del supermercado por internet

La casa cada vez estaba mas oscura, parecía la sala de espera de la consulta de la muerte


Dejé de dibujar en el blok y comencé a hacerlo en las paredes; al principio tímidamente.





Comencé por las paredes blancas de nuestro dormitorio. Esbocé una marina con trazos azul cián

con rocas oscuras, el mar con azul ceniza, gaviotas muy grises con ojos redondos, con picos amenazantes; tonos escarlata y amarillo en las rocas, olas que se estrellan de espuma blanca.

Mientras pintaba, miraba a Nancy coletas; a veces balbuceaba palabras científicas casi ininteligibles

Es muy duro cuidar enfermos con Alzhaimer. La pintura me ayudaba a pasar las horas.

Dejé los pinceles y le di un poco de comida a Nancy, con una jeringa especial.

Los médicos me habían dicho que era cuestión de tiempo, pronto su sistema olvidaría como tragar y habría que intubarla.


Yo, mientras, buscaba los secretos del universo transitando los caminos del arte, intentando poner luz en la oscura nada, creando mundos que no existían, pintando cada vez mas paredes sin pensar en lo que pintaba. Abriendo todas las puertas de mi interior que estaban conectadas con el universo, creando mundos como un dios loco.

Todas las mañanas limpiaba el cuerpo de Nancy, cambiaba sus pañales, y la aseaba, limpiaba su rostro siempre bañado con lágrimas.

Le ponía su música preferida colocando unos auriculares en sus oídos .

No se si soñaba...

A veces lloraba silenciosamente...

Tal vez estaba viajando por la parte caos del universo que tanto ansiaba descubrir.

Subí a una escalera y pinté unos angelitos con mofletes al estilo Murillo. Me pareció que Nancy sonreía al verlos terminados, estaban justo en el techo, encima de la cama.

Había pintado casi toda nuestra alcoba. Una lluvia de flechas cayendo del cielo, un elefante con anzuelos y balones de colores unos niños jugando en la arena de una playa con cabezas de calavera...Los niños que nunca tuvimos...


Hacía calor, Nancy coletas yacía boca arriba con los brazos extendidos, parecía dormida.

La imaginé flotando en el espacio infinito en forma de aspa como el hombre de Vitruvio de Leonardo; descubriendo todos los secretos de la vida sin tener que estudiar, sin pensar siquiera, atravesada de partículas invisibles infundiéndole toda la verdad cósmica.

Me acosté a su lado y la besé en los labios musitando en sus oídos palabras de amor que nunca le dije.

_Viaja tranquila, mi amor...


Cada mañana venía una asistenta que nos había puesto la seguridad social para ayudar en los cuidados de Nancy.

Parecía una ama de llaves inglesa de esas que salen en las películas de miedo. Mandona, distante siempre con la cabeza muy levantada como haciéndose cargo de la situación.

_ No sé si estas pinturas son adecuadas para su estado, dijo con cara de gendarme.

_ Para su estado, ya nada es adecuado, le contesté lacónico.

Me miró con cara de sospecha preguntándome si yo estaba bien

_ A veces los cuidadores pierden el sentido de la realidad...Dijo con cara de experta

_Solo estoy pintando mi casa, le dije cabreado...


Algunas noches, hacía el amor con Nancy, mas que nada para aprovechar las pastillas azules que había comprado

Me preguntaba si ella sentía algo, siempre se humedecía cuando la penetraba suavemente, le susurraba palabras de amor al oído con la esperanza de llegar a ella de alguna manera.







Ya no quedaba espacio para pintar en la alcoba y comencé a pintar en el pasillo.

Pinté extraños pájaros volando con linternas en los ojos, farolas del paseo con ramas y hojas de magnólio, fresas de color azul, aviones infantiles en el techo.

La cuidadora, que tenía llave, me sorprendió subido en la escalera fulminándome con su mirada de águila culebrera.

_¿ Ha pensado usted en recibir ayuda psicológica? Estas situaciones a veces le superan a uno – dijo conciliadora-

_ Gracias, estoy bien, le contesté contenido

Había estado enredando en mi mesita de noche y había visto la caja de mis pastillas azules

_¿Duerme usted con ella? …

_ Claro, siempre hemos dormido juntos

_ ¡Ah! … Dijo muy seria,

Comencé a esbozar unos tiburones de gran tamaño, ocupaban buena parte de la pared central del comedor.

Con mar muy oscuro, con los dientes muy resaltados. Mezclé amarillos y marrones para expresar un mar de óxido, haciendo una alegoría plástica con el tiempo que nos devora y nos oxida.


Nancy coletas, había estado investigando muy en serio, sobre las células espejo.Un mundo idéntico al nuestro escondido a plena vista delante de nuestras narices.

Una existencia al otro lado del espejo.

La física Leah Bronssad piensa que los universos paralelos donde todo esta invertido como un daguerrotipo podrían ser muy reales.

Buscar un universo que sea idéntico al nuestro pero volteado de modo que contenga átomos espejo,moléculas espejo y entre ellas planetas espejo, incluso vida espejo.

Si existiese, formaría una burbuja de realidad paralela dentro de la estructura del espacio y del tiempo junto a nuestro propio cosmos conocido.

Con partículas capaces de pasar de uno a otro...

Si existen moléculas y planetas espejo, es lógico esperar que haya una versión espejo de la vida.


La cuidadora era una de esas personas que se creen médicos sin haber estudiado, piensan que saben todo sobre medicina. Cuando alguna cosa no encaja en los protocolos aprendidos, se alarman, denuncian, imponen sin importarles los sentimientos de las personas. Los tratan como trozos de carne viva.

Yo estaba pintando el techo del salón; preso de mi fiebre pictórica, necesitaba expresar de alguna manera lo que sentía dentro de mi de alguna manera.

Pinté unas figuras mezcla de robot y persona con unos cascos de acero muy difíciles de pintar. Lloraban y sus lágrimas formaban saltos de agua entre rocas.

Tal vez solo seamos lo que imaginamos – pensé mientras mezclaba grises y azules- creamos mundos imaginándolos, somos unos y muchos a la vez conectados en universos paralelos.

Un montón infinito de dioses locos conectados en uno, necesario para luchar contra la nada, contra el aburrimiento.

Tal vez todo tenga sentido y la muerte solo sea una manera de abrir los ojos a la vida y al conocimiento.

Peces en el comedor, los dejé esbozados al carboncillo para mas tarde. Ya estaba mas de medio piso pintado.

Alimenté a Nancy con la papilla y le estuve contando, pegado al oído, las cosas que estaba haciendo.





Su contacto caliente hizo que tuviera una erección y no pude evitar penetrarla dulcemente, de lado con una pierna encima de mi.

Nancy emitió un gemido que a mi me pareció de placer...

Me dormí abrazado a ella, atravesamos la puerta de los sueños en busca de las estrellas.

Estaba pintando la pared de al lado de la chimenea con caracoles, pintados con muchos matices y brillos para resaltar el camino de baba; los fui prolongando hasta el techo pero ya cerrados, como dormidos, marrones, amarillos, blancos, grises azulados, brillos de carmín solapado de ocre.

Intentaba expresar la lentitud de la vida, el tiempo que pasa veloz cuando somos felices y se pone espeso cuando nos aburrimos...

No hay pasado ni futuro, decía Nancy, solo presente por construir, el problema es el tiempo.

Escuché el chasquido de la cerradura cuando estaba terminando de hacer un fondo fucsia para mi próxima pintura.

La cuidadora entró muy vertical acompañada de un hombre de aspecto tranquilo.

_ Creo que el psicólogo quiere hablar con usted – dijo antes de entrar en la alcoba donde dormía Nancy-

_ No he pedido ningún psicólogo – dije yo secamente-

_ Solo queremos ayudarlo, sabemos que su situación es muy dura...

_ Es una obra muy peculiar , dijo contemporizando.

Es mi casa y la pinto como quiero, dije áspero.

Antes de que pudiera contestarme apareció la cuidadora mostrando un tubito con la mano alzada como si hubiera conseguido un trofeo.

_ ¡ La está violando! ¡He tomado muestras de su vagina! ¡Es un maníaco psicópata! -gritaba como

una loca-

_ ¡Como se atreve, bruja estúpida! Acerté a decir yo

Le psicólogo había caído en un pozo de dudas legales y médicas, solo atinó a acompañar a la bruja

hacía la puerta .

Le quité la llave que había dejado en la puerta y los empujé al rellano de malos modos.

_ ¡Volveremos! ¡Vaya si volveremos! Aullaba la cuidadora mientras bajaba las escaleras.

Me quede solo intentando calmarme y el miedo vino a hacerme compañía, a pasar la noche conmigo.

No pude dormir esa noche. Encendí todas las luces posibles para poder seguir pintando el resto de las paredes del piso.

Pinté muchas moscas posadas, hormigas negras, hormigas rojas con mandíbulas amenazantes.

Me acerqué a la cama donde dormía Nancy coletas, pensé en doblarle la dosis de soporíferos para que no escuchara lo que tenía que venir...

No fue necesario... Ya se le había olvidado respirar...

Sonreía un poco, como si al fin hubiera entendido que es necesario morirse para entender la vida en toda su magnitud.

Cuando el furgón de la policía y la ambulancia de los de las batas blancas aparcaron frente a mi casa alborotando a los vecinos, me subí a la mesa y seguí pintando como si nada.

Me hice el loco. Con suerte me llevarían a un manicomio en vez de ir a la cárcel.

No merezco la cárcel por hacer el amor con mi esposa...


Luego, forenses y jueces, que no sabían que hacer conmigo, muchas fotos del piso pintado para las noticias...

Me soltaron a los dos días cuando comprobaron que la muerte de Nancy coletas había sido por causas naturales.

A veces venían a ver mis pinturas unos tipos raros, críticos de arte que comentaron la cosa en algún medio y me hicieron famosillo.

FIN