domingo, 17 de octubre de 2010

NUNCA ES TARDE


Dunlop salió a la calle sin estar seguro hacia dónde se dirigía. Tenía una vaga idea de dónde vivía ella, sabía cómo llegar de forma intuitiva, pero no recordaba el número ni el nombre de su calle . Se dejó llevar por el instinto.

Había ido tantas veces...

Por más esfuerzos que hacía no entendía por qué no se acordaba de la dirección exacta.

Recordaba que ella nunca le dejaba subir al piso, él esperaba pacientemente en la puerta del edificio, tal vez ella no se fiaba de él.

Vivía sola.

Tal vez fuera por simple coquetería, seguramente ella quería que la viera ya arreglada ( las mujeres saben que un poco de misterio excita a los hombres).

Dunlop intentaba orientarse por las calles de la gran ciudad, recapitulaba mientras seguía avanzando. Recordaba la forma en que la miró por primera vez, y todo el cuerpo le tembló pensando que volvería a verla.

Recordó su pelo color naranja y sus ojos verde- azules, su corte de pelo al puro estilo de las francesas.

Tengo que verla otra vez, pensó, y lo dejó todo para ir a buscarla...

Dejó el trabajo minucioso que tanto le ocupaba, todo el día trabajando en lo mismo.

-Estoy seguro que todavía me quiere-pensó.

-Me lo prometió

-"Te querré siempre", me había dicho..."para mí serás como un marido. Siempre, pase lo que pase".

Sus palabras resonaban en el interior de su cabeza

-Fui un idiota por dejar a una chica así, tenía que haberla llevado conmigo dónde quiera que fuese.

-Pero aún estoy a tiempo, aún no es tarde, pensaba frenético mientras buscaba puntos de referencia que le orientaran hacia su casa.

-Recuerdo que cerca de su casa habían geranios negros (entonces estaban de moda), casi negros de tan rojos que eran.

Pudo ver unos niños que jugaban con una bicicleta muerta junto a los geranios negros.

-Fui un miserable al irme, dejarla sin darle ninguna explicación.Me porté como un idiota...

El trabajo tuvo la culpa, aquel ascenso, aquel despacho con aquella secretaría …

Aquellos viajes pagados por la empresa, la soledad de los hoteles. La secretaria siempre venía conmigo para tomar notas.

-¿Cómo pude caer con tanta facilidad ? ¡Ni siquiera era guapa!

-Todavía no es tarde... Ella dijo siempre...

Su casa estaba cerca de la Avenida del conejo... ¡Sí! éso es, junto a la Avenida del Poney enano.

Muy cerca había un bar que se llamaba Molly Penn...

Una noche estuvimos besándonos en los sofás sucios del bar Molly Penn...

Todavía no me dejaba subir a su casa...

Entonces yo pensaba que vivía con sus padres , como era natural a su edad...

Pero vivía sola.

Tenía la mirada de los solitarios.

Enseguida le dije que la quería.

Ella se rió.

Quise besarla, pero me dijo que era demasiado pronto, pero dejó que le cogiera la mano, y aquella noche no pude dormir...

-Creo que me he vuelto a equivocar de calle , ésta se llama... La calle del Violín roto, no me suena en absoluto, creo que voy a parar un rato, necesito orientarme , creo que me he perdido otra vez.

Dunlop se sentó un rato en un banco de la pequeña plaza, compró un poco de comida en un kiosko y se la dió a las ratas. Tímidamente se fueron acercando a él, mordisqueaban el pienso a sus pies, algunas se atrevían a rozar sus zapatos, aunque nunca había conseguido que comieran de su mano, son tan desconfiadas...

-Se que era un cuarto piso sin ascensor, tal vez un tercero...

De pronto recordó la plaza dónde estaba.

-¡Claro! Antes habían palmeras azules, seguro que las han cambiado por las acacias de polietileno reciclado, los bancos son los mismos.

-¿Cómo no me he dado cuenta?

-Llamaré a su casa y le diré que no puedo vivir sin ella, le recordaré su promesa de amor eterno.

¡Estoy seguro que era el tercero, el tercero derecha! ¡Y ésta es la plaza del Caballero de la espada que corta!!

¡Ya estoy cerca!

Un tipo dejó mal aparcado un coche, y un municipal lo destruyó con un bazooka, Dunlop se asustó un poco por el estruendo, aunque estaba acostumbrado.

-Las ordenanzas hay que cumplirlas.

Dejó la plaza y enfiló la calle del Niño Muerto

-La besé por primera vez en el portal de su casa, no me dejó que le tocara los pechos...

-"Demasiado pronto"-dijo riendo mientras subía las escaleras.

No insistí, soy un buen chico, me sometí al ritual.

En algún momento pensé que era una de esas chicas a las que les gustaba que las violaran en los portales, algunas lo consideraban una prueba de amor...

-El trabajo es bueno, levantarse por la mañana, irse a trabajar es bueno, da dinero para casarse y pagar las facturas. Ya es hora de pedirle que se case conmigo, lo de la secretaria duró poco, ahora se acuesta con uno de esos jefes de negocios.

-¡Pero qué idiota fui al dejarla!

Dunlop daba vueltas por la zona, cada vez habían más cosas que le recordaban la dirección de la casa de ella.

-Cerca de su casa había una freiduría donde hacían unas cucarachas estupendas, entonces esas cosas estaban de moda y a ella le encantaban fritas, pero a mi me gustaban más braseadas, ella decía que si no eran grandes era mejor comerlas fritas, yo les ponía curry, y ella ketchup.

Fue en el Club de Molly Penn donde supe que vivía sola, me quedé perplejo.

-¿Sola?

-"¡Sí sola!"- casi me gritó indignada- "Trabajo todo el día y puedo pagármelo, además es una ganga ( casi sonrió)

Le dije que me gustaría ver como era su piso, y ella me dijo que era muy pronto.

-¿Pronto para qué?-le dije-

-"Para acostarnos juntos"-dijo

-¿No te gustaría?

-"Sí, pero quiero saber si me quieres de verdad y para siempre".

-Te quiero, tú ya lo sabes, no podría vivir sin tí - le dije desesperado por sus dudas.

-"Es pronto, no lo estropees"

-¿Cuándo?

-"Pronto"-sentenció.

No insistí, la quería de verdad y respeté sus razones secretas.

Por las tardes paseábamos por las tiendas subterráneas, yo le compraba chucherías:

un vaso de pétalos de azucenas, carísima mantequilla de leche de marta cibelina,

vino de violetas...

-¿Por qué tanta espera?

-"Es pronto"

-¿Quieres que nos casemos?

-"Es pronto"

-Viviríamos juntos en tu piso, yo pagaría la mitad...

-"Es prontooooooooo"

La tarde que rompimos se había pintado los labios de color verde con sabor a menta, me dejó besarla, me dijo flojito que la menta era afrodisíaca...

Me pasé un poco tocándola

-Necesito subir y estar contigo

-"No, es pronto"-dijo parando mi ímpetu-

Casi la violé para saber si era de ésas, y de pronto sentí una dolorosa patada en los cojones...

-No era de ésas

Me fui muy enfadado.

No volví.

Me casé con una chica que se dejó enseguida.


Olía a cucarachas fritas, sabía que la casa estaba cerca.De pronto se acordó...!!La calle del General Asesino!!¿Cómo pudo olvidar su calle?...

Había encontrado la casa

El portal estaba abierto. Mientras subía los tres pisos ensayaba su declaración de amor.

Se le había borrado su nombre ¿serían los nervios?

Vaciló entre el tercero primero y el tercero segunda, el tercero primero, es el de la derecha...

Llamó.

Tardaron un rato en abrir.

Ella apareció con los labios pintados de verde.

El sólo le dijo :

-Te quiero...

Ella le estrelló la puerta en las narices

Volvió a llamar escandalosamente

-¡Te quiero! ¡Bésame y todo será como antes!¡Perdóname!¡Prometiste quererme siempre!

Ella pidió ayuda con voz de anciana, casi rozaba los ochenta años.

El tipo que salió golpeó a Dunlop en la boca, él rodó por la escalera como una pelota de tenis.

Intentó hablar y no pudo, tenía la mitad de la dentadura postiza en la garganta, la otra mitad había rodado escaleras abajo .

Los vecinos salieron alertados al rellano. El tipo del puñetazo le dijo que lo sentía mientras intentaba levantarlo del suelo

-No pensaba que fuese tan viejo...dijo abrumado.

Creyó que era un loco, o un ladrón...

-Seguro que es un antiguo cliente de esa vieja puta-murmuró un vecino del piso de arriba-

!Veinte años nos tuvo con su casa de masajes! se quejó- Aguantando broncas y ruidos a todas horas-Continuó la retahíla mientras farfullaba Dunlop sin dientes:

-!!Prometiste quererme siempre!!

Nunca encontró el trozo de dentadura que le faltaba, se la había tragado...

En la residencia lo echaron a faltar a la hora de la cena.

La policía lo encontró llorando en la calle del Comandante Terrorista esquina con la Avenida del Caballo gigantesco.


F I N


domingo, 3 de octubre de 2010

LOS PÁJAROS DE ARAGÓN


Yo ya no se quién soy, aunque mi galerista y representante siga empeñándose en que soy un buen pintor, un pintor como los de toda la vida, realista, de línea clara y maestro de luces y espacios como suele poner en los folletos de mis exposiciones pictóricas.

Mi representante y amigo es un lince en eso de vender cuadros, primero los pone a un precio prohibitivo, dice que cuando mas caros más importancia tiene el artista, luego lía al comprador y los vende a mitad de precio, donde más vende es en restaurantes y despachos de jefes, los jefes suelen tener un cuadro detrás de su mesa a ser posible relacionado con la actividad de la empresa.

A veces pinto cuadros por encargo, hace tiempo que no pinto lo que quiero, solo pinto lo que se vende, por eso puedo seguir viviendo de la pintura.

Cuando mi representante, se llama Juan y yo le llamo Juanito, me invitó a cenar a un restaurante de lujo pensé que lo que se traía entre manos era importante.

Tienes que pintar una serie especial-me dijo entusiasmado-

Yo apenas le había hincado el diente al magnífico filete al Oporto con foie demi cuit

Para ,para, le dije con la boca llena de del delicioso bocado de ternera y pato

¿Que tienes entre manos?

¡Calla, calla y come!-me dijo como a un niño-

Es algo especial -subrayó-

¿Como de especial? -dije yo interesado-

...Triplico el precio normal y ni pestañea

¡Joder!-casi me atraganto-

Te cuento...

Se trata de un empresario aragonés que ha hecho mucha pasta vendiendo tierras de los Monegros ya sabes, los Monegros ya no son un desierto ahora son tierras de regadío y se han revalorizado.

Bueno-continuó- el tío ha montado una cadena de restaurantes de lujo con cocina tradicional aragonesa, si hombre, eso del lechazo asado al horno pero con mucho mantel y mucho si señor.

¿Y que quiere?-pregunté desorientado-

Cincuenta cuadros...

¿Tantos?

A cinco por restaurante

¿Y como los quiere?

Paisaje, paisaje aragonés

Quiere que captes la lejanía la soledad la aridez de los Monegros el concepto de la nada con contenido...

Eso me suena a tus rollos para vender,Juanito.

Le hablé muy bien de ti le enseñé la colección del año pasado

¡Pero si el año pasado solo pinté marinas...!

Dijo que le gustaba el espacio y la luz que le das a tus obras...

¡Sobretodo muy realista! Que para abstracto ya tiene a su hijo pequeño...

Bueno, veré que hay en Internet sobre los Monegros y Aragon y me bajaré unos paisajes...

Le dije sin entusiasmo

Hay algo más

¿...?

Lo quiere todo al natural

¿Como que al natural?

Si al natural,in situ, allí al momento...

¡Tu estás loco!

Hice lo posible para quitarle la idea de la cabeza pero ya sabes como son estos maños...

Estuve a punto de mandarlo a la mierda pero pensé que no me vendría mal una excursión por sitios tranquilos, hace tiempo que no salgo de la ciudad.

Tienes nueve mil euros de dietas...

¡Coño! -dije procaz-

Acabó por convencerme, seis meses de tiempo para pintar cincuenta cuadros

Será casi como un año sabático.


No sabía nada de Aragon, nunca había estado, lo único que sabía era que Agustina disparó un cañón contra los franceses y que el Ebro guarda silencio cuando pasa por El Pilar.

Pero los Monegros no están en Zaragoza, supe por los mapas que estaba cerca de Huesca pero ni pajolera idea.

Un camionero que conozco de tomar café en el bar me dijo que era un desierto y que ahora regaban

Busqué un rato en el Google y después de mirar un rato me hice una idea aproximada de su ubicación

Después d e ver la lista de municipios de la comarca me decidí por Tardienta que me sonaba por una fábrica de harinas .

Preparé el equipaje y salí en dirección a Huesca, no me gusta tener prisas cuando tengo tiempo y ahora lo tenía.

Había mirado el saldo de mi cuenta y vi con satisfacción que Juanito me había ingresado la pasta mas unos atrasos que me debía de mi última exposición.

Había enfilado la autopista Lleida Zaragoza y en cuanto pude me salí en dirección a Huesca

Había cargado mi máquina de fotos, siempre que pinto paisajes me gusta hacerles fotos para que no se pierda el momento, un paisaje puede durar segundos, a veces hago fotos y luego los pinto en el estudio pero en este caso me apetece hacerlo al natural natural.

Si quererlo me había entusiasmado con la idea de pintar en el campo, seis meses pintando al aire libre perdido en el campo sin tener detrás el típico grupo de mirones sacando defectos y haciendo preguntas tontas.

Anochecía cuando llegué a Huesca, estaba molido de tanto conducir, busqué un hotel decente y me fui a dormir sin cenar.

Me desperté temprano, apenas había amanecido, Había dormido mal, toda la noche había estado soñando con colores raros y paisajes áridos que borraba y retocaba – son las cosas que mas odio de la pintura-

Un camarero medio dormido me puso un café, salí a dar una vuelta por la ciudad, las calles estaban desiertas y pensé que las musas no vivían en Huesca, la ciudad no era una gran cosa.

Pagué el hotel y salí sin rumbo por la carretera nacional de Zaragoza.

Estaba nervioso, no sabía como comenzar y donde ir, estoy demasiado acostumbrado a pintar en mi estudio con mis cosas al alcance de la mano, con mi música y mis puros toscanos.

Estaba entrando en la comarca de los Monegros, por lo menos así rezaba el cartel turístico que había visto hacía un rato.

Había tomado una carretera comarcal sin fijarme demasiado en la dirección, estaba en medio de la nada,mi vista no alcanzaba a ver ningún sitio habitado.

Ya hacía rato que no circulaba ningún coche ni camión, Paré en un recodo y en vez de respirar el aire puro encendí un toscano apestoso que tanto odia la señora de la limpieza.

Los toscanos son unos puritos italianos en forma de zepelín alargado, son de un tabaco fermentado que solo se hace en la Toscana, le llaman el puro de la mafia , yo tengo la costumbre de partirlos por la mitad y quedan en forma de trompetilla, se apagan con facilidad y siempre ando buscando el mechero para encenderlos, es una especie de juego para relajarme y no fumar mucho, pero la verdad es que estoy muy enganchado a ese tipo de tabaco.

A lo lejos vi unos mallos con nubes y me quedé un rato mirando el intenso color marrón tierra y el gris de mil tonos de las rocas, la gama de marrones de la tierra recién labrada contrastaba con las tierras de baldío que eran de un gris ceniza que parecían quemados, no hacia viento y las nubes tapaban el sol de tanto en tanto.

Era el paisaje perfecto, lo que yo andaba buscando, saqué la máquina de fotografiar y tomé varias fotos de apoyo, sin pensarlo mas saqué el caballete y una tela adecuada, desembalé los pin

celes nuevos y caros y me puse a pintar con trazos seguros como hacía tiempo que no había pintado, firme y abandonado a la vez, casi nunca dibujo, comienzo manchando el cuadro para captar la luz y la situación al mismo tiempo, los grises y los marrones contrastaban con los azules y grises calientes de las nubes, estaba emocionado, hacía tiempo que no pintaba un cuadro de tirón, casi siempre los pinto por capas, me recordó cuando participaba en concursos de pintura rápida en las fiestas mayores de los pueblos.

Una vez terminado retrocedí unos pasos para ver el resultado de tanta emoción, lo primero que se me pasó por la cabeza fue quedármelo para mi, no es un cuadro para un restaurante, -pensé- cuando algún cuadro me gusta de esta manera no quiero venderlo, así se que el cuadro es bueno.

Mire el reloj y vi que eran las dos de la tarde, el sol había calentado demasiado mi cabeza, recogí el caballete y las pinturas y guardé el cuadro cuidadosamente en el maletero del coche.

Estaba exultante, volví a creer en mi, pensé que era un genio de la pintura como cuando era joven.

Después de varios kilómetros sin ver nada que se le pareciera a la civilización, a lo lejos vi la punta de un campanario, un pueblo-pensé-, me fui acercando y aparecieron ante mi una iglesia cerrada, varias casas y un bar de carretera, aparqué el coche, un letrero anunciaba el nombre del pueblo, Soledad de Monegros, pensé que el nombre estaba muy acertado, estaba en medio de la nada y la soledad era absoluta.

Di una vuelta por el pequeño pueblo y observé que tenía río, me acerqué al pequeño puente y vi una corriente de agua limpia y un letrero con el nombre del riachuelo.

Río Dedos, se llamaba sin complejos.

Iglesia,casas antiguas, río... otro cuadro -pensé-

Sentí el frescor del interior del local al entrar en el bar, dos hombres de mediana edad bebían vino en la barra, se volvieron al verme entrar

¿Tienen algo de comer?-pregunté-

Un poco tarde para comer, mi mujer ya no está, dijo el que parecía ser el dueño.

Es verdad, dije yo poniendo cara de forastero, ya son mas de las tres.

Le puedo hacer unos huevos con chorizo-dijo el de la barra apiadándose de mí-

¡Chorizo de casa! No del que se come en las ciudades-dijo muy serio-

Con eso y un poco de vino tengo mas que suficiente -le dije sentándome en una mesa cubierta por un hule de cuadros-

Chorizo bueno, pan de hogaza y huevos de casa, eso no lo va a encontrar en muchos sitios, dijo el otro hombre de la barra sin mirarme, como si le diera vergüenza .

Es que he estado pintando toda la mañana y se me ha ido el santo al cielo-dije intentando una conversación-

¿Pintando casa? -preguntó extrañado-

No,sonreí,pintando cuadros, cuadros de paisajes de los Monegros... Un encargo .

¿Un cuadro de aquí?

Si de unos mallos de aquí cerca, no se como se llaman

Solo pueden ser los mallos de Rilos, aparte de los de aquí casi nadie sabe como se llaman-dijo con acento maño- ni en los mapas salen.

No sabía que estaban aquí, me perdí esta mañana, estaba buscando unas buenas vistas y ahí me los encontré, si quieren les enseño el cuadro... -dije para dar confianza-

Después de los huevos,dijo el dueño que se acercaba con un plato donde reinaban tres huevos fritos con un enorme chorizo de freír y un par de pimientos verdes.

Los pimientos lo he arrancao de la mata ahora mismo-dijo el hombre orgulloso-

Dejó el plato delante de mi y me trajo una botella de vino y un vaso

Beba lo que quiera y luego me dice los vasos que se ha bebido, aquí somos de confianza...

Asentí con la cabeza y me dispuse a comer.

¿Que le parece?-preguntó el cliente apenas le había hincado el diente al chorizo -

El cielo-acerté a decir-

Dejarlo comer dijo el dueño

No me importa comer y hablar, al contrario, me gusta

El vino es de mi suegro, no nos hablamos por causa de una herencia, pero el muy cabrón hace un vino de puta madre...

Cuando terminé de comer tomé café con un poco de brandy del bueno que se guardaba en una estantería de arriba

No se desde cuando está ahí-dijo- lo guardamos para las fiestas señalás

Es una lástima-dije yo modesto-

Beba,beba que aquí la guardia civil solo viene a tomar café una vez al mes

Si quieren ver el cuadro.

Todos estaban deseando

Salieron conmigo y se lo enseñé a pleno sol

Se quedaron pasmados, el realismo gusta a todo el mundo

Mismamente parece una foto-dijo uno-

Mejor que una foto,dijo el dueño del bar, los colores del campo son como la misma tierra.

Dígale al Candido que se lo compre las tierras que ha pintado son suyas...-Aventuró-

Está vendido-les dije-

Este y cincuenta mas, pero a lo mejor este me lo quedo para mí

Joder...¿Y los vende caros?

A dos mil según tamaño...

¿Pesetas?

No, a dos mil euros-dije sin darme importancia-

Son para un aragonés rico

¿Se va a gastar cien mil ebros? -dijo confundiendo dinero con río-

¡Coño! Entonces usted será un pintor famoso, dijo Matías que así se llamaba el dueño del bar

Solo de los medianos,dije humildemente

Además son casi seis meses de trabajo...

Eso no lo gano yo ni en seis años-dijo Lope que así se llamaba el cliente del bar-

Haber estudiao-le dijo Matías-

Guardé el cuadro y me percaté que ya atardecía, Volver a Huesca cargado con el vino los huevos el chorizo y el brandy me pareció una aventura demasiado arriesgada, además no quería irme, allí me sentía como si estuviera en el sitio donde debía estar...

Algo me decía que no me marchara de Soledad de Monegros, me decidí a preguntarle a Matías si había posibilidad de quedarme a dormir en el pueblo.

Mañana, dependiendo de la luz a lo mejor pinto el pueblo, el río la iglesia y todo eso.

Matías movió la cabeza con preocupación

Voy a llamar a mi mujer a ver si...Tenemos una casa vacía, no sé si estará en condiciones

Si viene alguien ponle lo que sea Lope,que voy a ver si encuentro a mi mujer...No se donde estará

Con la mía viendo el corazón corazón-dijo Lope-

Mientras Matías iba en busca de su mujer Lope y yo nos enzarzamos en una conversación sobre pintura que fue derivando en una crítica feroz sobre la pintura abstracta y el impresionismo, intenté llevar el tema de una manera didáctica pero el vino ya había hecho su efecto y al poco rato ya parecía que nos conocíamos de toda la vida.

Matías y Lope eran de mi edad -casi los cincuenta- y enseguida pasaron al tuteo, si hubiera entrado un extraño hubiera pensado que nos conocíamos de toda la vida.

Cuando Matías llegó con su encantadora mujer, yo ya me sabía toda la historia del pueblo con río y iglesia.

Después de las presentaciones, la mujer de Matías quiso ver el cuadro de los mallos.

¡Que maravilla! -dijo sinceramente-

¡Que bien me quedaría en el comedor!

¡Está vendido!-dijo Matías- no te encapriches

¡Y caro!-dijo Lope-

Al rato llegó la mujer de Lope y también quiso ver el cuadro

Otro masaje para mi ego

Lucía y Pilar -así se llamaban- prepararon la casa en un momento para que estuviera cómodo, la casa estaba medio amueblada, era confortable y fresca.

Me contaron mientras hacían mi cama que el pueblo solo tenía treinta habitantes y que todos excepto Matías vivían de la agricultura que los jóvenes se habían marchado a Zaragoza y que como casi todos los pueblos de los Monegros estaban llenos de viejos.

Una vez instalado salí a pasear y me dí cuenta de porqué Soledad de los Monegros tenía este nombre, no me crucé con nadie en todo mi paseo.

La tarde estaba avanzada y salí un poco mas a la periferia para hacerme una idea del paisaje, desde un pequeño promontorio vi el conjunto de los paisajes de mi alrededor, estaba extasiado, parecía una postal.

La gama de rojos, azul magenta y blancos grisáceos me puso la piel de gallina, no quise hacer ninguna foto, esos colores solo se ven una vez en la vida, supe que no me iría de Soledad sin pintar un atardecer así.

Cuando desperté la mañana siguiente, no sabía donde estaba, había dormido tan profundamente que me costó recordar que estaba en el pueblo de Soledad.

La habitación olía a casa cerrada y abrí las ventanas de par en par, apenas había amanecido, volví al promontorio y no supe si pintar un atardecer o un amanecer...

Decidí que las dos cosas.

Tuve la tentación de hacer unas fotos, me sentía impotente por no poder captar todo lo que estaba viendo y pintarlo al momento,los colores cambiaban por momentos...

Después de desayunar en el bar del Matías cogí los trastos de pintar y cargado con ellos me dirigí nuevamente al pequeño altozano y comenzar un nuevo cuadro, el paisaje de la mañana ya no existía ni volvería a existir nunca.

Pensé con esperanza que el próximo amanecer sería mas hermoso

Comencé a instalar el caballete, preparé las pinturas y los pinceles, encendí mi acostumbrado purito y miré la lejanía...

Pintaré la lejanía y la soledad, la aridez, la desolación...-Pensaba mientras encendía mi cigarro-

Cuadro fácil....Cuadro rápido...

Error...

Los ocres y los amarillos tenían mil matices,los marrones pasaban al gris como por encanto,los blancos lechosos de las nubes se mezclaban con los azules cobalto y el hierro de las rocas se tornaba magenta y naranja...

Tenía que poner el alma, tenía que vender el alma por dinero...

Las viñas que se cobijaban al abrigo de las rocas salpicaban de verde los colores terrosos...

Los amarillos pálidos de los trigales se transmutaban de blanco marfil...

Toda la gama de colores se apoderó de mi, una ola de tristeza se metió en mi alma,solo soy un imitador,me dije ante tanta belleza.

Tuve que sobreponerme, cuando me pongo a filosofar sobre la pintura los cuadros no me salen bien si profundizo me bajo a los infiernos y me deprimo,me siento un enano.

¡Disfruta y pinta!-pensé sobreponiéndome-

¡Vive!

Y mis dedos comenzaron a moverse con soltura, perdí la noción del tiempo, cuando terminé de pintar estuve mirando el cuadro y el paisaje indistintamente, el paisaje ya no era el mismo que había pintado, pinté lo que estaba en mi cabeza, el concepto, sentí que ya no era un imitador.

Nada de retoques...

Nada de cambios...

A otra cosa.

Nada de lo que he vivido volverá a suceder...

Cuando llegué al bar con el cuadro en mis manos, Lope me espetó: ¡Dos mil euros mas!

Se quedó un rato mirándolo desde lejos y me dijo:¡Joder,tío! Creo que los vendes baratos...

Son mejores que las fotos, parece que cada vez que pintas un cuadro te lleves un poquito de aquí.

Comimos todos juntos, Lucía había cocinado un cordero al chilindrón que no llevó a la gloria sin alas ni avión.

El recadero estaba tomando café y le pregunté si podía mandar los cuadros a la ciudad, me dijo que si que el los llevaba a la central y de ahí a donde quisiera del mundo mundial.

Le dije que cuando secara la pintura los mandaría.

Le pedí a Matías si podía quedarme mas tiempo

Como si te quieres quedar a vivir aquí, me dijo afablemente.

Creo que mañana pintaré uno del pueblo, la iglesia, el río y las casas...

No sé si por la mañana o por la tarde.

Por la mañana a partir de las diez te asas, tendrás que madrugar.

Me levanté al alba,apenas clareaba, salí de la casa cargado con mi caballete de “campaña” plegable y poco pesado, me situé en un alto donde se divisaba la iglesia, el puente y el río, apenas la luz me permitió ver bien comencé a hacer fondos y unos trazos de siena,un poco de dibujo para orientarme y centrar los edificios y el río, sombras para encajar el campanario, una alameda a lo lejos...

Otra vez me fue invadiendo la emoción,el entusiasmo, los escalofríos...

Marrones y grises para las piedras centenarias del puente.

Azules intentando cazar el amanecer,la luz,las sombras...

Poco a poco fueron apareciendo los gorriones, revoloteaban encima de mi cabeza, al principio muy altos, luego se acercaron poco a poco posándose e las ramas cercanas y en el suelo.

Esto parece el cine-me dije – pero dentro de la película.

No me deje distraer, ya había salido el sol completamente, pero esta vez yo había sido mas rápido y el amanecer que yo quería ,ya estaba prisionero para siempre en mi cuadro.

Estuve trabajando duro un par de horas atrapando momentos, colores sombras que nunca volvería a ver, estaba extasiado disfrutando de tanta belleza y bienestar, por mi cabeza pasó toda mi historia , como si estuviera muerto y hubiera ido al cielo.

Un pequeño colorín se posó encima de la tela moviendo la cabeza de lado a lado, me quedé sorprendido por la confianza pero pensé que no estaría acostumbrado a la gente, miré al suelo y estaba rodeado de pajarillos, pude distinguir gorriones, chichipanes, colorines y varios mas que no supe clasificar.

¡Me han tomado por un espantapájaros! -pensé divertido-

Bueno los espantapájaros sirven para espantarlos no para que se acerquen, es el mundo al revés.

Entonces fue cuando escuché su voz mezclada con el pío pío de los gorriones.

Es hermoso -dijo-

Me volví esperando encontrar a una mujer del pueblo que iba al campo o algún curioso que tanto me molesta cuando pinto al aire libre.

Su voz era extrañamente aguda, en la misma longitud de onda que la de los pájaros, o por lo menos eso me pareció,su acento aragonés alargando las sílabas se me antojó musical, era una especie de palabras con música.

Me volví a mirarla mientras me limpiaba las manos con un trapo impregnado de trementina.

¿Le gusta?

Sí, es precioso, es el pueblo hoy...

No dijo nada más.

Era una mujer blanca y bastante alta,tenía el pelo largo entre rubio y gris, aparentaba unos cuarenta y cinco años, mas o menos, vestía una especie de bata azul larga, se cubría con una chaqueta de una especie de seda de colores, un poco estrafalaria

Quizá sea una turista rara o una viajera de sitios poco vistos, tal vez una mendiga o una loca.

Se fue sin decir nada,la miré cuando se alejaba y me pareció que los pájaros se iban con ella,varios gorriones anidaban en su cabellera...

Volví al cuadro y no quise hacerle mas retoques, odio los retoques, toda la magia de la mañana había desaparecido y el sol comenzaba a calentar demasiado.

Volví a la casa a esperar el atardecer...

Extrañamente todos los pájaros habían desaparecido, pensé que sería por el calor.

No le dí importancia a la chica de los pájaros, estaba impaciente por pintar un atardecer, soñando con colores rojos y azules, estaba cansado, hacia mucho tiempo que no pintaba tanto en tan poco tiempo.

Apenas comí, me acosté para hacer la siesta esperando el atardecer, me dormí enseguida y soñé que llovía y que las nubes no me dejaban ver la puesta de sol.

Todavía quemaba el sol de la tarde cuando ya estaba montando el caballete en el promontorio, no había ninguna nube, preparé el carmín y el magenta y puse en la paleta una generosa porción de oleo blanco.

Pero todo sucedió de otra forma, aparecieron unas nubes al fondo, nubes alargadas, de viento dicen,

todo el cielo pasó del azul al blanco lechoso, no me gustaba, esperé un poco a que se pusiera el sol y tentado estuve de inventarme el paisaje recordando el del día anterior.

Pero poco a poco fue cambiando, los colores rojos fueron apareciendo degradándose en naranja claro, los fondos azul celeste, las nubes blancas...

De pronto una bandada de gorriones pasó sobre mi cabeza casi rozándome,dieron una pasada y se posaron a mi lado como si me conocieran de toda la vida.

Se le está escapando el atardecer-dijo la chica de los pájaros-

Si -le conteste como si fuera una vieja amiga- me gustaría detenerlo un poco mas...

Estuvo un rato mirando mi trabajo, permanecía en silencio mirando el cuadro, los pájaros picoteaban a mis pies sin miedo.

¡Esto ya está! Dije como el que termina un informe o como el que arregla una tubería averiada.

¡Lástima de no tener un atardecer mas rojo!-dijo ella-

No se puede tener todo en la vida,le contesté.

Quizá mañana....

No, ya basta de atardeceres y amaneceres, ¡es agotador! Es como perseguir el tiempo...

Sin que ella me preguntara le conté el trabajo que tenía que hacer, la cantidad de cuadros que tenía que pintar, ella escuchaba mientras los pájaros revoloteaban entre nosotros dos, se posaban encima de su hombro, picoteaban su cabellera y una pareja de avefrías se posó, con la intención de anidar encima de su gorro de seda, un gorro blandito como de seda con colores apagados de tanto sol.

¿Como puede ser que los pájaros de aquí sean tan confiados?-le pregunté entre asombrado y alarmado-

¿Acaso los tiene amaestrados?

No-dijo ella-

Viven ahí desde pequeños, cada atardecer vienen un ratito, me parece que están liados...-Dijo bajando la voz y mirando hacia arriba.

Se podría decir que tiene la cabeza llena de pájaros-bromee-

Ella se rió de buena gana, y me ayudó a llevar el caballete y las pinturas, cuando llegó al puente los dejó apoyados en la barandilla y se fue sin decir nada.

Una bandada de golondrinas hicieron varias pasadas en vuelo rasante por encima de mi cabeza casi rozándome, sus chillidos me parecieron un adiós.

Me tranquilicé y pensé que habían personas muy raras en la vida y que tal vez, se tratara de alguna estudiosa de los pájaros, que jugaba a los misterios.

Por la noche le pregunté a la mujer de Matías si conocía a la mujer de los pájaros, me miró extrañada y me dijo con sorna ,que a veces,el sol calienta demasiado las cabezas de la gente de la ciudad.

Su sonrisa misteriosa me dejó un poco inseguro pero no le dí demasiada importancia.

No creo en fantasmas ni en aparecidos,siempre busco una explicación racional de las cosas, pero el comportamiento de los pájaros me parecía sumamente raro.

Por la mañana embalé los cuadros con sumo cuidado y los llevé al bar de Matías, el recadero no tardó en llegar, era un chico joven, de los pocos que se habían quedado a vivir en un pueblo cercano parecido a Soledad, me juró que los trataría como a sus niños y que al día siguiente estarían en la ciudad.

Lope el cliente permanente del bar, me dijo que mañana me enseñaría un remanso del río con unos álamos centenarios que me gustaría, cuando vienen niños se lo pasan de maravilla, es como una piscina.

No sé-le dije-

Pero podemos ir,-terció Lucía- a veces voy a lavar como se hacía antes y a pesar que tengo lavadora a veces me gusta y si no hay gente me doy un baño.

La mañana siguiente y después de diez minutos andando, apareció ante mi un remanso del río con una catarata y varios niños bañándose alegremente.

Son los nietos de la Benita, dijo Lucía; Me recordó a las películas de Tarzán , mi primer impulso fue quitarme la ropa y darme un chapuzón, no lo hice por no llevar bañador, el agua era cristalina y el paraje idílico, me recordó a Sorolla, los niños bañándose y las madres vigilantes lavando ropa blanca.

Hacía tiempo que no pintaba figura y me entusiasmó la idea de hacerlo, hice varias fotos con mi máquina digital y me senté bajo un enorme álamo.

A eso del mediodía, las mujeres y los niños desaparecieron, me quedé solo con Lucía, le dije que después de comer vendría a pintar un rato.

No venga con el sol, que a lo mejor se le aparece la mujer de los pájaros, dijo Lucía mostrando una sonrisa que iluminaba su cara tostada por el sol.

No le hice caso y a eso de las tres de la tarde me acerqué con todo el equipo de pintar, no estaba muy seguro si le gustaría a mi cliente, pero si no le gustaba siempre se lo podría regalar a Matías

para que lo colgara en el bar.

Comencé a pintar relajado, tenía todo el tiempo del mundo para pintar, apenas llevaba una semana y el tiempo no me preocupaba, hacia tiempo que no estaba tan bien.

Me instalé a la sombra de un álamo, el sol machacaba de lo lindo, el silencio me acompañaba...

Centré el cuadro y repartí sobre el toda la escena encajando los álamos las rocas y el remanso, hice un boceto de los niños apoyado por la imágenes de la pantalla de mi cámara y comencé a pintar...

Tenía el cuadro bastante avanzado, cuando me di cuenta que estaba bañado en sudor... No me lo pensé, me desnudé completamente y me tiré de cabeza a la balsa, el agua estaba muy fría y sentí como mi cuerpo se activaba como hacia tiempo que no lo hacia.

Di unas brazadas y me quedé quieto escuchando el silencio.

Pensé en la vida, en mi vida, en lo hermoso de las cosas sencillas, en los paraísos escondidos sin hoteles ni negocios.

De pronto, un gorrión se paro en mi cabeza, me quedé quieto, en mi vida me había sucedido semejante cosa.

Le puse el dedo en el pecho y se subió encima como un periquito doméstico, lo acerqué a mi boca y bebió un poco de mi saliva.

Le quiere,dijo ella apareciendo entre los arboles.

Eso no pasa en ningún sitio, los pájaros no se comportan así en ninguna parte -le dije mirándola-

Le quiere y confía en usted...

¿Y como sabe que puede confiar en mi?

Lo sabe,dijo mientras se desnudaba y se sumergía en el agua.

Me ha dado envidia-dijo-

No mostró ningún pudor en mostrarse desnuda, su cabellera gris se tornó en tiras oscuras pegads a sus hombros, dos avefrías salieron volando de su interior.

No les gusta bañarse, dijo mirando su vuelo.

Se metió debajo de la cascada.

Ven, me dijo, es como estar debajo de una tempestad.

Se acercó a mi, su nariz casi tocaba la mía, la caída del agua casi no me dejaba respirar, se acercó un poco mas sin abrazarme, noté su cuerpo duro paralelo al mio.

Confío en ti y me acerco-dijo susurrante-

Por nada del mundo la habría abrazado, no cambiaría aquel contacto leve por el mejor de los abrazos eróticos...

Ella lo supo y lo sintió.

No se cuanto tiempo permanecimos así,la caída del agua apenas me dejaba abrir los ojos, ella ya se había ido pero yo seguía sintiendo ese contacto leve y sutil.

Salí de la balsa y ella y los pájaros habían desaparecido, permanecí un rato tumbado al sol, luego me vestí y recordé que había venido a pintar un cuadro.

Borré los niños y en su lugar pinté avefrías, gorriones y golondrinas...

No quise enseñarle el cuadro a nadie, estaba invadido por una especie de melancolía, mi mente se resistía a admitir lo que había vivido en el río, por otra parte no había duda que era real, aún conservaba en mi piel el olor a tomillo y romero de la mujer de los pájaros.

A última hora de la tarde me llamó mi agente.

¿Como te va por los desiertos? -dijo riéndose de mí-

Bien, muy bien...-Le contesté-

¿Como estás como se llama el lugar?

Soledad de Monegros...

¡Muy adecuado, chaval!-dijo jovial-

¿Le han gustado los cuadros?

¡Está exultante! Dice que tienen el alma aragonesa encerrada en...

O algo parecido....

Dice que tienes libertad para pintar donde quieras y como quieras dentro de ese estilo

¡Está que flipa! -dijo entusiasmado-

Estoy pensando en subirle el precio...

Vale eso es cosa tuya, yo pinto y tu vendes...

Vale, vale.

Y colgó.

Miré una vez mas el cuadro del remanso y la catarata, me había empleado a fondo con los pájaros había pintado un gorrión casi en primer plano, con el pico abierto, parecía que se estaba riendo de mí.

Por la noche le pregunté a Matías si había visto alguna vez a una mujer un poco rara, tal vez una viajera o una mendiga, de las características de la mujer de los pájaros, omitiendo lo de los pájaros para que no se riera de mí.

Aquí no viene casi nadie-me dijo- puede ser alguna parienta de los del pueblo, o alguien que se haya averiado, pero no creo...Algunos paran a mear o a beber algo, pero turistas no.

¡Ya me gustaría! A veces he pensado poner un letrero con la iglesia y la catarata del río haber si tenemos algún turista.

Lucía y Matías habían estado hablando sobre la mujer de los pájaros, Lucía le había dicho que los artistas.... Ya se sabe lo de los artistas y sus fantasías.

A lo mejor toma drogas o bebe, había aventurado Matías que se pasaba el día viendo la tele .

Y o creo que el sol no le sienta bien, ¿has visto lo blanco que está? Seguro que solo sale por la noche y por de día está encerrado en el estudio o en los despachos, como el hijo de Miguel que desde que se fue del pueblo no ha vuelto a ser persona.

Vale, vale, no te embales, seguro que será el sol.

Por la mañana salí a pintar un paisaje bastante lejos del pueblo, un viñedo de troncos retorcidos, estuve poco rato, viña, cielo, y varias rocas, no quería irme de Soledad, aquí tenía toda clase de paisajes, además tenía que averiguar lo de la mujer de los pájaros.

Pero algo pasaba dentro de mi, estaba poseído por una extraña paz y una inspiración exquisita, me sentía capaz de hacer una obra de arte excepcional de cada cuadro.

Cuando terminé el cuadro de las viñas me dí cuenta que era maravilloso, las uvas de tempranillo estaban a punto de madurar y tenían un color entre rojo, verde y negro, las hojas de vid en el fondo contrastaba con los racimos en primer plano, los troncos de las cepas, grandes y retorcidos, daban fuerza al conjunto.

Los fondos de cielo y lejanía hicieron el resto.

En menos de tres horas estuvo listo para secar, estaba ansioso por ver a la mujer de los pájaros y pedirle explicaciones...

¿Explicaciones?-me pregunté- ¿pájaros amaestrados? ¿hipnotismo? ¿el sol en mi cabeza?

Pensé en el síndrome de Estendhal.... Casi pierde el juicio por un exceso de sensibilidad en su visita a Florencia , le faltaba el aire de puro éxtasis.

Abrumado por los acontecimientos me senté en una rocas cercanas a esperar los pájaros...

Casi se hizo de noche, me había invadido una tristeza melancólica como no había sentido desde mi adolescencia...

Como un dolor punzante, como si no quisiera vivir sin su presencia.

Comencé a pensar, a pensar en serio sobre la vida y las cosas que hacen que siga vivo y ilusionado.

Había dejado de importarme todas las cosas materiales, las ventas, los alquileres y los recibos que tanto me preocupan habitualmente, los pellizcos de mi representante...

Toda mi vida estaba mustia, solo quería acurrucarme en un rincón y morirme.

Ya había anochecido, casi no tenía aliento...

De súbito apareció un gorrión que me abanicó la cara con las alas, se posó sobre mi hombro piando, como llamando a las avefrías los pinzanes y los chichipanes, a continuación vinieron los colorines y las golondrinas...

Al rato vino ella, blanca y gris, con la serenidad en su piel y su mirada...

Mi mente se llenó de cosas buenas...

Los jilgueros picoteaban mi pelo y varios gorriones habían anidado en los bolsillos de mi cazadora.

Ella se había sentado a mi lado rozándome levemente.

Tomé su mano y estaba caliente como un nido.

Ella me abrazó suavemente tocándome de una forma extraña, besó mis labios con pequeños picoteos de la misma forma que besan los niños, sin pasión pero con ternura infinita.

Yo quise abrazarla, quitarle la ropa y poseerla y esas cosas...

No me atreví, cada uno de sus pequeños besos era un universo de placer,entré dentro de ella por la puerta de sus ojos...

Los pájaros comenzaron a irse, ella se quedó un rato mas y no dijo nada.

¡Me estoy volviendo loco!-pensé alarmado-

Hice un esfuerzo para volver a al realidad y me quede solo rodeado de tinieblas, solo y a oscuras.

Notando el dolor de su ausencia.

Ella ya era imprescindible para mí, para poder vivir, su ausencia dolía...


Terminé el cuadro de la viña en el salón de la casa, quedó muy bien como era de esperar, Lucía y su amiga Pilar vinieron a verlo por la mañana.

Me gusta mucho, dijo Pilar, pero el que mas me gusta es el del río con todos esos pájaros que se ha inventado, en esa parte del río apenas hay pájaros...

¿Ha vuelto a ver a la mujer...?

No -mentí-

Ya le dije que si en el pueblo hay un forastero enseguida se sabe-dijo Lucía-

Sería alguien que paró un momento o alguna persona que estaba cumpliendo una promesa de atravesar los Monegros a pie...

¡Quiá! -dijo Pilar-

Eso és para los del Camino de Santiago, por aquí no pasa nadie, eso si que hubiera dado vida al pueblo...

Si hubiera una peregrinación por aquí el Matias ya habría construido un parador con habitaciones...


Cuando se fueron decidí curiosear un poco por la casa, era enorme, casi todas las estancias estaban vacias, tenía comedor de verano y comedor de invierno con una gran chimenea rústica con varios leños a medio quemar, una mesa sin sillas, la mesa era de roble un poco rústica pero muy grande y segura como a mi me gusta, un mueble aparador con los cantos labrados también vacío, pensé en como serían los antiguos habitantes de la casa y porqué se habían ido...

Estaba sumido en una melancolía rara en mí.

Deambulé por la casa abriendo y cerrando puertas de habitaciones vacias.

Me costó abrir la puerta del balcón de la parte de atrás, un enorme balcón con puntales de madera negra, el suelo estaba enlosado de paneles de barro en forma de losas hechas manualmente, al avanzar me pareció inseguro y permanecí en el dintel de la puerta contemplando las vistas.

Un hermoso bosque de encinas centenarias de troncos retorcidos con mil matices me sugirió mi próximo cuadro.

Le pedí permiso a Matias para montar el caballete en la terraza y me advirtió que tuviera cuidado con el suelo, que me situara cerca de las paredes, no fuera a ser que...

La frescura de la mañana me daba una serenidad que nunca tuve, pensé que nunca en mi vida había pintado tanto tan rápido y tan bien, me gustaba pintar y me gustaba como pintaba y como pintaba.

Apenas había comenzado a esbozar el cuadro de las encinas, un pequeño pinzán,apenas una cría, se posó en la baranda de la galería, lo miré un rato y continué pintando, dejé los puntales de madera negra en un primer plano para que se viera que el cuadro estaba pintado desde la galería.

Me emplee a fondo con los troncos de las encinas poniendo las mas viejas en primer plano, comencé con colores tenues para poder plasmar mas matices al final, mas tarde la lejanía , los azules los blancos grises de las nubes....casi me vi capaz de pintar el aire.

Perdí de vista el mundo real, parecía que mis dedos pintaban solos tal vez guiados por la pura inspiración, tal vez...

Cuando el gorrión entró en el bolsillo superior de mi camisa y se instaló como si fuera su casa sentí el placer de que un pájaro me quería...

No lo había pensado nunca, el mayor placer del mundo es sentirse querido, todo lo que hacemos de bueno en la vida es para que nos quieran.

Todos los que vean mis cuadros de alguna forma me amaran...

Me sentí feliz con ese pensamiento, parecía que había encontrado una buena razón para seguir vivo.

Entonces apareció ella una vez mas.

Me pareció una tontería preguntarle como había entrado o como me había encontrado.

¡Estaba allí y me sentí amado por ella! ¡Venía a verme porque me quería!

Ella permaneció en silencio viendo como pintaba, yo no le dije nada con palabras, creo que le dije cosas con mis pinceles...

Su presencia hacia que los colores fueran mas acertados, que los brillos y los contrastes mas sorprendentes.

El tiempo dejó de tener sentido.

Terminé el cuadro y lo estuve mirando mucho tiempo, tal vez una eternidad...

Acaricié el gorrión que anidaba en mi bolsillo y me volví a mirarla.

Estaba riendo, aunque por sus mejillas rodaban lágrimas.

Tienes la cara mojada, le dije tontamente.

Me emociona tu manera de pintar-dijo ella disimulando sus lágrimas-

Entonces descubrí para que sirve el arte, siempre me lo había preguntado, supe que el arte sirve para desencadenar emociones, produce amor no se de que manera, buenos sentimientos, abre puertas escondidas difíciles de abrir...

Ella supo lo que estaba sintiendo y sonrió...

¿A quién quieres mas a mi pintura o a mí? -le dije tontamente-

Es lo mismo -dijo ella-

Se había acercado tanto...

La acogí en mis brazos como un nido calentito a un pájaro desvalido.

¡Me besó tan dulcemente!...

Otra vez entré dentro de ella no se si con besos o con miradas, sé que estuve en sitios imposibles donde el tiempo el espacio o la luz son tonterías de niños pequeños, solo recuerdo que me quedó el poso, la impresión de paz y el aroma del bien.

Había ocurrido algo maravilloso pero no podía explicarlo...

Ni podía, ni sabía ni quería una explicación, todo se habia quedado dentro de mi, formando parte de mi.


Mi agente me llamó poniéndome por las nubes.

¡El cliente ha visto los cuadros y casi llora!-dijo divertido-

La verdad es que estas pintando como nunca, tengo que felicitarte y me parece que le voy a subir el precio al rico maño.

Eso es cosa tuya, le dije despreocupado-

Por cierto, no he podido localizar el pueblo en el Google maps, ¿estás seguro que se llama Soledad de Monegros?

Es muy pequeño, le dije escuetamente.

Por la tarde llegó todo el material que le había pedido al recadero,se quedó a cenar y nos hicimos amigos.

Yo ya había embalado los otros cuadros y se los llevó jurando que los trataría como a sus hijos.

Le dije a Matias que me quedaría en el pueblo los próximos dos meses y si podía disponer de la casa hasta terminar mi trabajo.

Como si te quieres quedar toda la vida, me dijo.

Te voy a pagar un adelanto, le dí dos mil euros que no quiso coger, y casi ofendido me dijo:

¡Ya pasaremos cuentas hombre que aquí no somos desconfiados!

¡Además, es demasiado dinero!

¡Es poco para lo amables que habeis sido! -dije yo insistiendo-

La amabilidad es gratis, dijo Lucía, ya te hemos cogido cariño.

Insistí y Lucía al fin cogió el dinero jurando que era demasiado.

A lo mejor me quedo toda la vida, le dije en broma.

Aquí lo que falta es gente-dijo Lope el cliente permanente-

Además si te quedaras aquí nos haríamos famosos y vendría gente...¿Quién iría a Fuendetodos a no ser por que nació Goya allí?

Sin exagerar, dije yo modesto.

Cuando recibí el encargo pensé que tendría que viajar por todo Aragon, pero aquí he encontrado la esencia de este país, es una tontería moverse cuando lo tengo todo aquí.

Todos quedaron muy contentos por el elogio.

Los siguientes meses que permanecí en Soledad de Monegros pinté como nunca en mi vida, desiertos de tierra gris, viñas, trigos, montañas, piedras y montañas, iglesias abandonadas, pueblos en ruinas...Siempre rodeado de pájaros que revoloteaban a mi alrededor, que dormían en mis bolsillos y que picoteaban mi pelo.

Ella siempre venía conmigo, dentro de mí, íntimamente integrada en mi, a veces a mi lado, a veces detrás mio, otras sentada en alguna piedra...

Cuando terminé mi último cuadro, el pueblo con el río desde una prespectiva insólita , dije : Basta ya está...

Mandé al recadero los últimos cinco cuadros, me había sobrado casi un mes del tiempo acordado con mi cliente.

Estábamos almorzando en el bar de Matias todos juntos y les hice una foto de despedida, por la tarde la proyecté en un lienzo para centrarla y pinté un cuadro para regalárselo a Matias donde salíamos todos en una composición un tanto forzada pero buena, estuve todo el día pintando, los retratos no son fáciles, tuve que emplearme a fondo con la técnica.

Lo colgamos en el mejor sitio del bar y todos quedaron muy contentos.

Todo fueron elogios

¡Es igualíco que una foto!-dijeron la mayoría-

Es mi regalo de despedida, mañana me voy temprano, les dije emocionado.

Quise darle mas dinero pero Lucía se negó en redondo diciendo que era mas del doble de lo que pensaba cobrarme.

¡Además el cuadro vale un dineral!

No pensamos venderlo,dijo dándose cuenta del patinazo.

Ella no vino a despedirse por la mañana

Antes de partir entré al bar del Matias para darle la llave...

Entré en el bar y todo estaba sucio y lleno de polvo de años, de muchos años...

En la pared pendía colgado un cuadro con siete pájaros pintados de colores...

Estaba firmado por mi...

También tenia muchos años.


Subí a mi coche y me alejé del pueblo, después de dos horas conduciendo por carreteras desiertas encontré la carretera general que lleva a Candasnos y de ahí a la autopista.

Solo paré a poner gasolina y a beber agua.

Cuando llegué a Barcelona llamé a mi representante para decirle que ya había llegado y me acosté .


Doce horas mas tarde me despertó el timbre y abrí la puerta medio dormido, apareció mi agente exultante.

¡Esto va a ser la polla chaval!-dijo martilleándome los oídos -

¿El qué? -dije-

El maño rico ha pagado al contado y sin poner pegas

¡Está entusiasmado!

¡Dice que los cuadros son demasiado buenos para ponerlos en los restaurantes!

Ha organizado una exposición en Zaragoza que va a ser la hostia...

¡Esto és la fama chaval!

¡Dice que el diez por ciento de lo que saque es para ti!

Aparte del precio convenido...

Dice que tus cuadros emocionan, que la gente maña se queda extasiada mirándolos...

Creo que la diputación de Aragon quiere uno para colgarlo en la sala Magna.

Solo quiero que los vea mucha gente, acerté a decirle.

Cuando mi entusiasmado agente se fue, me quedé solo para pensar y concentrarme...Para poder pensar en todo lo que había ocurrido en los meses que había permanecido en Soledad de Monegros.

Tal vez tendría que averiguar...

Investigar...

Saber si fui yo el que pintó el cuadro del bar de Matias...

Si existieron en realidad las personas que conocí...

Pero pensé el ella y no tuve necesidad de hacerme mas preguntas...

Dentro de mi habían tantas cosas, tantos pájaros deseando salir a volar que todo el misterio de Soledad de Monegros me pareció una anécdota...

Había conocido a una musa...

Una musa que permanecería siempre en mi.


Salí a la terraza a respirar el aire de la mañana y una avefría se posó e mi hombro, le ofrecí mi dedo y se colgó de el, la acerqué a mi boca y bebió de mi saliva antes de echar a volar.


F I N