Me encanta el pescado, lo como de todas
formas, crudo, asado, a la parrilla u al horno, de todas maneras, de
todas clases.
A veces pruebo pescados
exóticos, incluso pescados o mariscos peligrosos; frente al mar y
con un vino blanco, el pescado es la mejor comida.
En ocasiones mis amigos
pescadores me obsequian con algún pescado raro; creo que hacen
apuestas a ver si soy capaz de comerlo. Entre las redes de
profundidad siempre se encuentran sorpresas, peces o mariscos que
nadie conoce.
Paseaba por la playa como
cada mañana a la espera de la llegada de las barcas de bajura;
pequeñas barcas que pescan con artes tradicionales.
No tardaron en llegar, una
tras otra iban varando enterrando su quilla en la arena de la playa
esperando su turno para ser remolcados por el polipasto de la
cofradía.
Siempre les ayudo, me gusta,
me sirve de distracción. Cuando llegan a la orilla me acerco
descalzo
para sujetarles la proa
mientras amarran el gancho a la espera de su turno.
Ya no son jóvenes, ya no
saltan de un brinco de la barca a la arena como antaño.
Son pescadores de toda la
vida, no saben hacer otra cosa; se han dejado la vida en el mar, son
hombres de respeto...
Ellos saben que soy un
hombre de ciudad que los entiende, no hay que hablar nada de eso, yo
sé,
ellos saben...
Soy cocinero,de los buenos –
lo digo sin modestia – me fascina todo lo relacionado con la comida
las texturas, las formas,
los sabores... La cocción, las combinaciones y los maridajes.
Me he partido el espinazo
delante de la plancha, de los fogones, he inventado platos para
sorprender a ricos aburridos, he enseñado a pinches que ahora son
cocineros de prestigio.
Desmallar el pescado de las
redes es una tarea paciente, clasificar lo pescado, desenredar las
escórporas con cuidado de no pincharse, cortar las aletas de las
arañas con cuidado, sus picaduras son muy dolorosas.
Una vez terminado este
trabajo, se hace el reparto, dos partes para el patrón y una parte
para cada marinero; a continuación organizamos un almuerzo a base de
pescado a la parrilla, si hay morralla
-peces pequeños- lo freímos
en una vieja sarten.
Siempre cocino yo a cambio
de de pescado gratis. En mi mochila siempre llevo una buena provisión
de especies y hierbas aromáticas mezcladas con sales especiales
ahumadas.
Es curioso como cambian los
sabores dependiendo de la madera o las ramas que utilizo para el
ahumado. A mis amigos pescadores les encantan mis mezclas y mis
experimentos culinarios.
Cuando ya habíamos acabado
de comer, mientras Jaume hacía café y la botella de ron había
comenzado a circular de mano en mano, Caín – uno de los
pescadores- se acercó a mi con una pequeña nasa llena de unos
moluscos que no sabía identificar.
_ ¿Tú has visto algo
parecido alguna vez?
Observé con interés, eran
unos caparazones que se asemejaban a las piedras...Tal vez unos
extraños caracoles.
Les quitamos las algas que
los cubrían y yo los limpié con agua de mar, los golpee un poco y
sonaba a hueco.
_ Pueden ser una especie de
cohombros, pepinos de mar, tal vez – aventuré-
Todos nos acercamos a mirar
_ Los cohombros hace diez
años nadie se los comía, ahora son caros de cojones – dijo el
patrón-
_ Son parecidos pero mas
grandes... Pueden servir para cebo de los palangres...
_ A ver lo que hay dentro...
- dijo a la vez que golpeaba el caparazón con el palo de matar
escórporas -
_ A lo mejor son buenos de
comer – dijo el marinero mas joven apodado Bob esponja-
_ Ese es capaz de comerse un
tío cagando – dijo Jaume entre risas-
Mientras tomábamos
carajillos de ron íbamos especulando sobre las extrañas cápsulas
pétreas de la cesta.
_ Bueno, vamos a ver lo que
hay dentro.
Jaume me acercó el martillo
que usaba para los atascos del vetusto motor y yo le propiné varios
golpes; estaba muy duro, dos golpes mas y la cáscara cedió
partiéndose por la mitad.
Una masa viscosa se movió
en el interior de la cáscara, algo parecido a una ostra pero con
tentáculos finos y viscosos, parecidos a las lombrices de tierra.
_ ¡Puaggg! - exclamó Bob
esponja...
_ ¡ No lo toques! Puede
ser venenoso – dijo Jaume en plan protector -
Con la punta de un palito
escarbé entre la masa viscosa, al contacto con el aire estaba
cambiando de
color; del amarillo
purulento del principio había pasado a un rojo salmón.
_ Se está oxidando por el
oxígeno...
_ A ver si hemos descubierto
una nueva especie – dijo Jaume -
_ ¿Estará bueno de comer?
- insistió el esponja-
_ Hay que probarlo todo –
dije yo-
_ No hay cojones de probar
eso – dijo Pere que había permanecido callado-
Me piqué, casi nunca me
pico con nada pero esta vez...
_ Podemos probar un poco –
dije atrevido- el veneno es una cuestión de dosis, antes había
gente
que se drogaba con
cianuro...
_ A ver si descubrimos una
nueva droga y nos forramos – dijo el esponja-
Su apodo venía de su
afición a absorber cerveza, Bob pescaba y bebía cerveza, no había
hecho nada mas en la vida... Bueno si, una vez hizo la comunión...
A veces la tripulación se
reía con eso...
Hace solo cincuenta años
nadie se comía un rape, le llamaban pez-sapo, ahora es de los peces
mas apreciados – comenté yo en plan erudito-
_ Si, - dijo Jaume- pero
los peces araña y los peces globo son muy venenosos...
_ Solo si te pican, claro...
Algunos peces te matan en
segundos si no sabes limpiarlos correctamente.
Jaume es un verdadero
experto en todo lo que vive en el mar, sabe todos los nombres y sus
ciclos
vitales.
_ Yo creo que es una especie
de pepino de mar, un cohombro, solo hay que ver el caparazón, no
creo que sea venenoso
Partí un trocito y lo puse
sobre las piedras calientes del fuego de asar pescado, al hacerlo se
encogió de golpe, aún
estaba vivo...
_Reacciona como las
estrellas de mar – dijo Bob esponja-
_ Deberíamos llevar una
muestra al instituto de las ciencias del mar, a lo mejor hemos
descubierto
una nueva especie
marina y nos hacemos famosos... - Dijo Jaume socarrón-
Corté un trocito de
tentáculo y me lo puse en la boca con cuidado; se había tostado
demasiado
y apenas sabía a nada.
Acto seguido corté otro
trocito pequeño y me lo metí crudo en la boca, lo paladee con
precaución
_ Mmmmm sabe raro, pero
tiene un sabor que me encanta, nunca he probado nada parecido
Les animé a que lo probaran
pero nadie se atrevió...
Se hacía tarde y nos
despedimos comentando nuestra aventura culinaria.
Jaume , el patrón se llevó
una muestra para mandarla al instituto de especies marinas
Yo me fui a casa con un
extraño sabor en mi boca.
De camino a casa me detuve a
pensar en el mundo de los sabores; saborear es como asomarse
a otros mundos pero de una
manera mas abstracta, como entender otro idioma, es como cuando
te dan un beso, la persona
que te besa, el sabor de sus labios te cuenta cosas.
Casi me arrepentí de no
haber probado mas cantidad del extraño molusco.
A veces cuando estoy en la
cocina y preparo algún plato nuevo, ando todo el día probando
pequeñas porciones; cuando
logras alguna mezcla nueva o algún maridaje que combina, es
como si crearas algo nuevo,
algo que no existía,es como si aportaras algo nuevo al universo
algo que solo has hecho tu.
El sabor del extraño
molusco no me recordaba a nada, me pasó algo parecido cuando probé
el
wasabi la primera vez, nada
se parece al wasabi.
Siempre duermo la siesta en
mi terraza, me gusta dormirme meciéndome en mi hamaca, apenas
termino de comer caigo como
desmayado en un profundo sueño reparador que dura media hora
Luego voy a mi restaurante a
hacer listas de compras, supervisar y todas esas cosas de mi vida
cotidiana.
Apenas cocino, solo
superviso y organizo el trabajo, las cosas cada vez funcionan mejor
sin mi
ya no soy nada
imprescindible.
Me dormí apenas me recosté
en mi hamaca, como siempre, la brisa del mar me acariciaba la cara
como si estuviera navegando
en alta mar.
La sentía, el aire traía
olores que al respirarlos se transformaban en sabores.
Creo que de alguna forma
traspasé el muro que separa el sueño de la realidad, tal vez la
mezcla de
las dos cosas. Cuando
desperté pude recordar con claridad mi sueño.
Soñé que me lanzaba desde
una roca muy alta y me zambullía en el mar, me había tirado de
cabeza
cuando el agua me recibió
sentí que me abrazaba, como si tirara de mi invitándome a
sumergirme
en las profundidades
marinas.
No tenía miedo y no me
preocupaba por respirar, ni siquiera había pensado en ello.
Sentía placer bajo el agua,
todos mis sentidos se habían aunado percibiendo multitud de
sensaciones
placenteras; todos mis
sentidos eran sabor, percibí o imaginé que había sentido todo el
sabor del mar.
Cuando desperté me palpé
la ropa y noté que estaba empapado de sudor... O eso creí, no quise
pensar que estaba mojado de
agua de mar.
Encontré a Jaume el día
siguiente, no sabía como contarle todo lo que había sentido, tal
vez el
extraño molusco tuviera
componentes alucinógenos. Por otra parte no estaba seguro que mi
sueño
estuviera relacionado con la
ingestión de esa rara especie.
_ ¿Te dijeron algo en el
instituto de especies marinas? - le pregunté con ganas de saber-
_ ¡Calla! ¡ Calla!... -
Dijo entre risas-
_ Lo dejé encima de la mesa
del taller donde arreglo la barca y resulta que mi mujer, tan
ordenada
ella, lo tiró a la
basura...
_ Bueno, seguro que era una
especie de cohombro raro...
_ ¡Joder! - Exclamé yo –
nunca sabremos si era una nueva especie...
_ Bueno, siempre podrás
decir que has comido algo que nadie ha comido nunca.
Jaume siempre encuentra el
lado bueno de las cosas; es la mejor persona que he conocido en mi
vida.
_ ¿Te encuentras bien?
Tienes mala cara, a ver si el bicho era venenoso...
_ Estoy mejor que nunca –
respondí- es una lástima que tu mujer lo haya tirado a la basura...
Los inviernos en este pueblo
con mar, son silenciosos, es como estar bajo el agua pero escuchando
el rumor del mar.
Me gusta pasear por la
playa, la población de cormoranes va en aumento, cada vez hay mas
desde
que no los cazan los
pescadores; pescan pequeños peces, siempre en pareja, me gusta
verlos nadar
son torpes fuera del agua,
ágiles como peces dentro de ella.
No se deciden a ser pájaros
o peces, a vivir en la tierra o en el mar.
Ahora, cuando como, siento
un estallido de sabores en mi boca y en mi cabeza, mil matices
gustativos que me cuentan la historia de lo que he comido.
Me encanta el olor a mar, a
veces bebo pequeñas porciones de agua marina, me da la sensación
de que bebo una especie de
luz.
Camino por la orilla del
mar, las olas mojan mis zapatos y mis pies, el agua está muy fría
pero
no me importa, es como si el
mar me llamara.
Esta mañana me he bañado,
nunca me baño en invierno, el agua del Mediterraneo es muy fría
solo es agradable bañarse
los tres meses de verano.
Ha sido un pequeño
espectáculo, nadie se baña en invierno, es de locos; los poco
turistas contempladores de paisajes me miraban con admiración.
Permanecí varias horas en
el agua sin ganas de salir, nadé un rato junto a los negros
cormoranes
que me miraban con sus ojos
azules, tienen una mirada helada, fija...
Abrí la boca dejando que
entrara agua en mi garganta, en mi estomago, me hacía sentir bien.
Nunca me había sentido tan
ágil, tan bien...
Salí y me tendí en la
arena, y varias gaviotas se acercaron a mi, amenazantes, mirándome
con sus ojos amarillos, abriendo sus picos blancos con una mota roja.
Cada vez mas atrevidas...
En invierno las gaviotas se
apoderan de la playa, marcan su territorio...
Les tiré un puñado de
arena para alejarlas, y todas levantaron en vuelo a la vez formando
una nube
de plumas blancas y grises.
Tenía la sensación de que
querían comerme...
Me zambullí otra vez y me
sentí protegido por el mar.
Ahora me gusta lanzarme de
cabeza al agua desde las rocas mas altas, así llego mas al fondo, no
tengo ganas de salir cuando me sumerjo, apenas me acuerdo de
respirar; cuando regreso a casa
añoro el mar, necesito su
húmedo abrazo.
Apenas he aparecido por mi
restaurante en varios días, estoy raro...
Es negra noche, apenas puedo
dormir, tengo la boca seca, tengo sed de agua de mar...
Me he levantado, voy desnudo
por la casa muerto de sed...
Salgo de mi casa desnudo,
buscando el cercano mar, creo que mi piel se está secando...
He subido a las rocas del
acantilado, aspiro el olor salobre con sus mil gustos y aromas...
Me tiro desde la roca mas
alta abrazado a una gran piedra marrón...
El mar me recibe con las
agua abiertas, cada vez bajo mas a las profundidades abrazado a la
piedra
abro la boca y trago agua
salada a raudales, mi cuerpo se llena de agua, ya soy agua...
Algunos peces han comenzado
a mordisquearme los pies, me hacen cosquillas y yo sonrío...
Sonrío...
F I N
1 comentario:
Poesia en estado puro. Las palabras expresan si se tiene o no conocimiento del tema, tu, ademas de saber de lo que hablas en tu cuento lo haces con la pasión que expresas cuando algo te gusta.
Me ha gustado mucho, es una manera mas de conocer lo que emociona al autor, felicidades.
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