La nube del ya no puedo más había
estado flotando en la casa de Morgana desde hacía meses; en la
cocina de las prisas, se mezclaba con el vaho de la comida-mierda
congelada, con las pizzas envasadas de las prisas; flotaba entre la
suciedad que tenía que estar limpia, flotaba entre las excusas del:
Mañana lo limpiaré.
Las prisas, el stress de mantener
cierta disciplina en la educación de los niños.
El “ya no puedo más” se mezclaba
en su tono de voz cada vez que le pedía a sus padres que se quedaran
con los niños sacándolos a empujones de la dorada jubilación.
A veces pensaba dormir hasta el
hartazgo los domingos, dormir sin límites de tiempo, premanecer en
la zona rem hasta calmar el “ya no puedo más”, hacer escampar la
nube de su mente.
Una vida sin planes, siempre pendiente
de los números rojos o negros de la cuenta bancaria, ganando o
perdiendo la loca carrera de llegar a fin de mes.
Mierda de vida...
El “ya no puedo mas” siempre
flotando encima de su cabeza, una nube tormentosa particular,con sus
rayos,sus truenos y a veces su pedrisco que arruinaba la cosecha
cotidiana.
A veces miraba a su marido, un marido
de esos de toda la vida, elegido sin pensar, en un calentón.
Cada vez mas gordo, cada vez mas
neutro, cada vez mas marido y menos amante.
El polvo semanal ayudaba a mantener la
estructura familiar; a veces ,ella, en sus pensamientos íntimos, se
decía a si misma que la polla de su marido era la última columna
que aguantaba su matrimonio.
Desde que él se tiró un pedo cuando
Morgana le hacía una felación, ella tenía sequedad vaginal y
desgana.
El se limitó a decir: Las judias no
son una buena idea para las cenas de los sábados sabadetes, y soltó
una carcajada que resonó en el silencio de la habitación...
Morgana vomitó y tuvo que ducharse
mucho rato, enjabonándose repetidas veces.
-¡Joder! Vamos a terminar de follar –
dijo él- son cosas que pasan, si los matrimonios no se perdonan los
pedos no son matrimonios ni nada.
Desde entonces, la nube tormentosa se
instaló aún mas cerca de su cabeza con truenos de sonido de pedo.
La geografía del asco ya abarcaba
todo, la comida, la ropa, todo olía a pedo de judias …
Desde aquel día, Morgana comenzó a
acostarse tarde, cuando “el” ya estaba dormido; esperaba con la
excusa de hacer lavadoras o adelantar trabajo para el día siguiente,
limpiaba sobre limpio o simplemente se sentaba en el sofá a mirar la
tele.
“El” pensó que las mujeres son
demasiado delicadas.
Ya se le pasará...Ha sido sin querer
-pensaba- cada día llegaba mas tarde con la barriga llena de cerveza
y con mas conversaciones de hombres de bar, entremezcladas con
fútbol.
Morgana se sentía mejor en el trabajo
de administrativa, con compañeros limpios; guardaba en el bolso la
nube del “ya no puedo mas” se ponía en los labios la sonrisa de
mujer razonablemente y una mirada de normalidad, nadie notaba nada...
Comía menos, le daba un poco de asco
la comida, también comenzó a asistir a un gimnasio de esos
modernos, sudar le sentaba bien.
A veces ni se acordaba del motivo de su
enfado
Los tíos son unos guarros – sonaba
de cuando en cuando en su cabeza-
La vida aparte se había instalado en
su hogar...
El deseo de “el” de tenerla otra
vez en la cama como los matrimonios normales flotaba en el ambiente,
los patéticos intentos de “el” chocaban con la mirada de hielo
de Morgana.
Un día le trajo rosas con la esperanza
de ablandarla y aparecieron en la basura...
“El” nunca pensó que Morgana sería
capaz de eso...
Fue lo que mas le caló, estuvo un rato
mirando las rosas rojas en la basura y entendió que su matrimonio
había terminado.
No hizo nada, no dijo nada, sabía que
todo era inútil, cuando tu mujer tira las rosas en la basura todo
está perdido...
Morgana esperaba impaciente la hora de
salida del trabajo, para disfrutar de una hora de sudor en el
gimnasio.
Sus cuarenta y cinco años se estaban
moldeando a mejor a base de torsiones , flexiones y bailes con balón
grandote; su figura volvía a lucir frente a los grandes espejos con
barra que usaban las chicas que ensayaban ballet.
Los hombres se volvían a mirarle el
culo, se sentía como un bombón apetitoso.
El “otro” esperó a Morgana a la
salida del gimnasio haciéndose el encontradizo, le había gustado
esa chica de mirada triste.
Si miras a una chica y te sostiene la
mirada es que está interesada, es de manual eso, lo sabía de toda
la vida.
_Hola, no te había visto por aquí...
-Le dijo con la mejor de sus sonrisas-
_Soy nueva en este gimnasio... - Dijo
con la olvidada risita de ligar-
_ ¿Un café? - se atrevió él-
_ Bueno... Hace tiempo que no tomo nada
con desconocidos...
_ Si no hablas con desconocidos, nunca
conocerás a nadie …
Los dos rieron de buena gana camino del
bar
Entre miradas, café, verdades y medias
mentiras se fueron contando sus vidas …
Mostraron sus respectivos escaparates,
las personas son como las tiendas, lo primero que se ve es el
escaparate.
Se metieron en una burbuja de simpatía
mutua, jugando a tirarse feromonas; Morgana ni se acordaba que los
niños tenían que cenar.
Cuando llegó a casa su marido
intentaba calentar una pizza torpemente, haciéndose un lío con los
minutos de cocción...
Ella musitó entre dientes un
“semehahechotarde”con la mirada en el suelo...
“El”le dejó que terminara la cena
y acostara a los niños sin hacer preguntas, se acercó a la nevera
tomó una cerveza y la abrió camino de la tele, se sentó en el sofá
con un nudo en la garganta y el mando de la tele, en busca del canal
del fútbol...
Sin ver la repetición de las jugadas,
sin poner en tela de juicio el penalty dudoso que significaba la
muerte con patatas fritas de su equipo favorito...
Mientras, Morgana relamía recuerdos
recientes mezclados con yogurt de kiwi de esos que llevan flavonoides
bifidus activos y además no engordan.
Rumiaba una futura cita con el “otro”,
con una buena coartada, buscando huecos para tener unas horas libres,
soñando sin pensar.
No hizo falta cita con coartada, el
“otro” esperó a que se vaciara el gimnasio y apareció en el
vestuario donde Morgana terminaba de ducharse, olía a cremita de esa
buena, de oferta pero buena
No hizo falta decir nada, el deseo
tiene idioma própio...
La toalla de Morgana cayó sobre el
piso apenas el “otro” se acercó mirándola a los ojos...
Rápido, rápido, contra la pared...
Rápido, rápido, besos y caricias
atrevidas, saltándose preliminares...
Sube a la banqueta de láminas de
madera mojada...
Rápido, rápido... Abrázame con tus
piernas en la cintura...
Rápido, rápido... Penétrame muy
dentro, estoy muy húmeda... Yo te morderé el cuello …
Rápido...Puede venir la chica que
limpia los vestuarios por un sueldo de mierda...
Corazón desbocado, rápido, bombeando
sangre enamorada...
Sin condón, sin mesura...Sin mirarse
apenas …
Quiero...
Y el “ya no puedo más” se calmó
del todo, ni rastro de la nube tormentosa y fétida que volaba por
encima de la cabeza de Morgana, sobre su cabeza la alcachofa de la
segunda plácida ducha de esa noche
Cuando salieron todavía se dieron
besos con prisas en el parking...
Prisas y sonrisa de chica mala, prisa
para una nueva vida, prisa para librarse de “el”
Prisas...
Cuando llegó a casa con la cara
vestida de rojo, encontró a su madre recogiendo los platos de la
cena de los niños, con cara de hacer preguntas, esparciendo,
“porqués” y “que está pasando” por toda la cocina.
Ya había acostado a los niños con
cuento de abuela incluido, “el” se había ido al bar...
¿Qué está pasando? -pregunto con
tono de madre conciliadora-
_ Siempre os habéis comportado como un
matrimonio normal....
_Demasiado normal – dijo Morgana-
Los hombres ya se sabe – dijo mamá
comprensiva, cupabilizando por principio al marido-
_ Hay que tener paciencia con ellos, al
principio tu padre...
Antes de que le contara por enésima
vez su vida matrimonial, mamá escuchó con alarma la cantinela del
“ya no puedo mas” con lágrimas...
_¿Es grave? ¿Qué te ha hecho?-
preguntó alarmada-
_ Ya no le quiero...
_¿Solo es eso? … Ya sabes que con
los años los hombres...
_¡No puedo más mamá! -Le gritó-
_Baja la voz, no grites, los niños
duermen...
Los niños... Las cadenas que nunca se
sueltan, los niños, tu carne echada a pasear por la vida...
Mamá leyó la decisión en la mirada
de su hija, intuyendo la presencia de otro hombre en su vida y se
preparó para lo peor.
Tenemos que hablar...
Me quiero separar...
A “el” no le sorprendió en
absoluto, lo estaba esperando hacía días.
Ella se sintió cómoda con tanta
facilidad y pidió hora a un abogado especialista en divorcios, de
esos que no son muy caros, si hay acuerdo mutuo.
_Todo irá bien si no hay conflicto –
le dijo el abogado de traje gris y camisa rosa con corbata a juego y
uñas de manicura impecable.
_Te dejo la documentación para que la
leas y si estas de acuerdo la firmas -dijo con voz de hielo antes de
salir presurosamente a trabajar-
“El” la firmó sin leerla, eso si,
le tembló un poco la mano, no se sabe si fue por la emoción o
porque
los albañiles no suelen escribir muy
bien...
Había firmado sin leer; lo normal es
esos casos; la casa para la esposa con los hijos pequeños, seguir
pagando la hipoteca y una cantidad al mes para la alimentación de
los niños....
Su contrato de fin de obra casi había
concluido, no tenia ganas de buscar otra obra ¿para qué?-se
preguntó-
Cuando Morgana le preguntó si había
firmado los papeles del abogado “el” asintió con la cabeza
_¿Cuando te vas a ir?- Preguntó con
frialdad-
_Cuando tu me digas -dijo sin mirarla-
_¿Puedo despedirme de los niños?...
_¡Pero si los vas a tener todos los
fines de semana! No seas tan dramático...
_Ya... -dijo con voz queda-
Llovía cuando “el” se fue de casa,
apenas sin equipaje. Entró en la habitación de los niños y los
besó mientras dormían, dejó las llaves encima de la mesa y cerró
la puerta despacito.
Cuando bajó al portal, no supo donde
ir, se sintió arrancado de su hogar, pensó que nada valía la pena
sin su familia.
No había alquilado un piso y sus
padres habían muerto hacía tiempo, la idea de ir a un hotel y darse
tiempo para pensar le pareció absurda.
Se metió en su coche, su coche sucio y
destartalado, a veces cuando hacía chapuzas por su cuenta lo
utilizaba como transporte de sacos de cemento y herramientas.
Se sentó sin arrancarlo, se arrellanó
en el asiento y lloró con la lluvia torrencial, estaba mojado y
tenía frío, solo la lluvia lo mantenía en la realidad.
En un instante pasó por su mente toda
su vida familiar, su boda con la mujer preñada, los esfuerzos para
situarse en el mundo del trabajo; recordó los domingos por la mañana
cuando los niños asaltaban su cama entre risas, si los sorprendían
abrazados o muy juntos se echaban sobre él al grito
¡Mi papá es mío! ...Juegos, risas,
vacaciones sin poder...
Facturas, hipoteca, horas y mas horas
en la obra, niños con fiebre en urgencias, funambulismo para llegar
a fin de mes...
Morgana le había visto subir al coche,
esperaba que lo pusiera en marcha y se fuera, sentía remordimientos
…
A veces los matrimonios no
funcionan-pensó-
Muchos matrimonios se separan y se
llevan bien, no pasa nada...- se convenció a si misma-
Y se fue a dormir...
Despertó a media noche, estaba
nerviosa y desvelada.
Se puso la bata y descubrió a su hijo
de seis años mirando por la ventana, tenía la nariz pegada en los
cristales.
_ Papá está en el coche...
Se le rompió el corazón a trocitos,
como si tuviera una copa de fino cristal en el pecho, miles de
cristalitos punzantes se clavaron en sus pulmones dejándola casi sin
respirar...
Bajó en bata y zapatillas y se acercó
al coche abriendo la puerta con rabia...
_¡Pensaba que habías alquilado un
piso! -casi le gritó-
_¡Anda, sube a casa, que no es
necesario dar espectáculos!
Se paró el tiempo un ratito, mientras
caminaban los dos bajo la lluvia...
Las gotas de lluvia disimulaban sus
lágrimas.
Una tregua, un poco de vida normal, las
casas solo son un refugio, ducharse, secarse con una toalla
limpia,un sofá convertido en cama...
_Puedes vivir aquí hasta que
encuentres algo...
_Gracias...
Dar las gracias a veces es como un
bofetón...
Procuraban no verse, coincidir lo menos
posible, cuando Morgana llegaba a casa “el” ya dormía, comida
aparte o fuera de casa.
Recibos encima de la mesa, compartir
gastos...
Vida distante, compartir sin compartir
bajo el techo necesario.
Cuando todo se calma, se vuelve al
deseo...
Morgana y el “otro” estaban
cansados de follar en los parkings, en el asiento de atrás del coche
-casi los pillaron una vez cuando quisieron repetir lo del vestuario,
segundas partes nunca fueron buenas
El “otro” vivía con sus padres y
no podía ser...
Necesitaban una cama
Una tarde con los niños en casa de los
abuelos... “El” no viene hasta muy tarde....
_Venga... -Le dijo mimosa- unas horas
juntos en la cama....
_Vengaaaa, es el tercero derecha, te
espero desnuda...
_No vayamos a liarla -dijo el “otro”
_Estoy divorciada, pronto se irá, pero
ya estoy harta de follar como los novios ¿vale?
_Vale …
_Pondré sábanas de hilo...
Desnudos en la cama, un paraíso de
unas horas
“El” había llegado de improviso,
necesitaba documentación para un nuevo contrato de obra; entró sin
hacer ruido; siempre entraba así últimamente, se sentía un
intruso, ya no era su casa...
Escuchó las risas, los suspiros los
gritos del juego de los amantes...
Entró en la habitación de los niños
sin hacer ruido, contenido, intentando entender que su mujer ya no
era su mujer, se sentó en la cama con la cabeza hundida entre las
rodillas, temblando...
Entró en la habitación que antes
había sido matrimonial, dando una patada en la puerta...
Como un autómata...Dejándose llevar
por el instinto animal...
Ni se acordaba donde encontró ese
hacha oxidada que siempre hay en las casas y nunca se usa para
nada...
Apenas la dejó caer, era muy pesada...
El “otro” estaba encima de Morgana
finalizando el segundo polvo; fue instantáneo, apenas consciente del
daño, el hierro del hacha se había hundido en la espalda del
amante, abriéndose paso entre las costillas y las vertebras dorsales
fulminando la vida del chico, todo su peso se desplomó sobre ella...
Lo apartó de un manotazo y asestó el
segundo hachazo entre los pechos de Morgana con los ojos cerrados...
Su suegra y los niños le encontraron
colgando del balcón, se ve que que ató una cuerda en la barandilla
y a su cuello y se dejó caer...
Todo el espacio se llenó de luces de
ambulancias inútiles y de coches patrulla alulantes...
De gritos y llantos de niños que lo
vieron todo...
Todo se había parado, olía a sangre
reciente y a ambientador casero; la botella se había caído al suelo
desparramando el líquido que olía a rosas...
Morgana lo había comprado de oferta en
el super para disimular el olor a pedo de judias que solo olía en su
cabeza....
F I N
2 comentarios:
Me ha encantado!!!
Con ilusiones renovadas, el resultado, unos sueños rotos que dieron paso a la cruda realidad.
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